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Opinión

Esta semana, en España se ha demostrado lo pernicioso que es renunciar a la soberanía jurídica y dársela a la caviarada internacional. Resulta que años atrás la justicia española determinó de qué manera se computaban los beneficios penales de los terroristas –que, en principio, no deberían tenerlos- para evitar que se libere al peligroso ‘etarra’ Henri Parot, culpable de 82 muertes por cochebomba (no entiendo por qué no se ejecuta sumariamente a cerdos así tras capturarles y se acaba la historia).

Aldo Mariátegui,Ensayos impopulares
amariategui@peru21.com

A esta decisión se le apodó la ‘Doctrina Parot’ y se aplicaba a todos los presos de ETA hasta que a los genios caviares del Tribunal Europeo de DD.HH., el equivalente europeo de nuestra malhadada Corte Interamericana, se les ocurrió esta semana ordenar que la ‘Doctrina Parot’ no se aplique más y que se libere inmediatamente a Isabel del Río, etarra con 24 asesinatos en su haber y 19 millones de euros de deuda en reparación civil (¡incluso el TEDH ha ordenado que se le indemnice con 31 mil euros!). Esa fiera está libre y más de 49 peligrosos etarras acaban de pedir su libertad automática, calculándose que unos 60 terroristas saldrán gracias a esta corte caviar europea. ¿Lindo, no?

En España esto ha generado una gran indignación, aunque deberían acordarse cómo metieron sus socialistas por años sus narices en la lucha antiterrorista peruana, y cómo El País era tan benevolente con nuestros terroristas (como los gringos, que criticaron tanto a nuestros jueces sin rostro y jueces militares para después utilizarlos contra el terrorismo islámico, incluso legalizando la tortura por asfixia con agua). Moraleja: no abdiques de tu soberanía jurídica, por más que te puedan tocar jueces como San Martín.


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