PREGUNTE
Para averiguar lo que la pareja quiere, no quiere, desea, aborrece, en fin, no hay mejor camino que preguntar directamente. Así de fácil, sin complicarse. Con cariño, pero sin rodeos, es posible obtener información vital para enriquecer la vida íntima. No tiene sentido guardar silencio ni dejarse vencer por el tabú la vergüenza. Muchas parejas pueden pasarse años sin hablar de sexualidad, lo cual, tarde o temprano, origina desencuentros.
LEA LOS GESTOS
Hay que prestar atención a las reacciones. Durante el acto sexual, usted mismo puede darse cuenta de cuáles movimientos funcionan y cuáles no. Muchas veces, la persona no sabe que los tiene. Explorar el cuerpo, entonces, no es una labor solitaria: es una aventura de pareja. Es en la práctica donde se descubren los puntos mágicos del placer, tanto propios como ajenos.
DIÁLOGO
La sexualidad es una actividad de prueba y error. Después de preguntar e interpretar las reacciones –o sea, teoría y práctica– hay que conversar sobre lo experimentado. En ese diálogo se confirman las preferencias y hasta se pueden proponer nuevas ideas para el próximo encuentro.
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