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“Seamos radicales… contra la pobreza”

“Si hoy me reuniera con el presidente Humala le diría que agarre un hacha y corte todos los nudos burocráticos y que, así, nos permita a los peruanos convertirnos en empresarios”, nos dice el expresidente de la Confiep.

Foto: Fidel Carrillo
Foto: Fidel Carrillo

José Miguel Morales,Empresario
Autor: Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com

José Miguel Morales es un empresario minero que hoy trabaja por la educación, pues cree que ella es uno de los factores que sacará a nuestra gente de la pobreza y le ayudará a progresar. IPAE acaba de premiar esta labor. Morales, como colofón a esta charla, nos dice: “Si quiero que mis nietos y los nietos de mi nietos vivan en este país, necesitamos mejorar nuestro sistema educativo. Si no educamos a la gente, el Perú no es sostenible… por más oro que tengamos”.

¿Siempre quiso ser empresario?
Yo no sabía qué quería ser, pero mi padre me dijo: “Te tiene que gustar tu carrera, pues a ella te dedicarás todos los días de tu vida. Piensa qué eliges, porque de esa decisión depende que seas un hombre feliz o uno amargado”. Estudié Derecho en la Pontificia Universidad Católica (PUCP) –mi abuelo, Raymundo Morales de la Torre, fue uno de los fundadores de esa universidad y dictó la primera clase– y me especialicé en Derecho Minero… también por cuestiones familiares.

Cuénteme, cómo así el Derecho Minero lo vinculó con el amor…
Sucede que me enamoré –y sigo enamorado– de la hija mayor de Alberto Benavides de la Quintana (el dueño de Buenaventura). Roque y Alberto hijo son mis cuñados, y Alberto es el más inteligente de todos ellos. Primero fui abogado de Buenaventura y, luego, empecé a tomar decisiones empresariales. Con don Alberto trabajé 45 años.

¿Este es el mejor Perú que le ha tocado vivir?
Ni en la mejor de mis fantasías imaginé un Perú así. En 2008 me tocó organizar la reunión empresarial de la APEC. Por esta tarea tuve que viajar a muchos países, y cuando me tocaba hablar del Perú y mostrar sus cifras económicas, yo mismo me sorprendía, parecía que hablaba de otro país: eran cifras sorprendentes. Y todo eso que me parecía un sueño no lo era, era realidad. Hay que seguir creyendo en nuestro país.

Para esta bonanza, ¿el Estado ha sido un facilitador o una traba?
Los astros se alinearon: hubo una conjunción del Estado, de los peruanos y de los empresarios; todos trabajamos juntos. En los 90, hubo un cambio de política económica, y todos los gobiernos posteriores han sabido mantener esa línea, lo que nos ha permitido crecer. Luego, la empresa privada empezó a desarrollarse, a invertir en el Perú. Sin embargo, hoy ha aparecido un nuevo problema: el exceso de regulación, lo que ha frenado muchas inversiones. La tramitología debe desaparecer: hoy los funcionarios actúan con miedo y, para evitar tomar decisiones y crearse problemas, crean un nuevo trámite y todo se paraliza. La formalidad debe ser más barata que la informalidad.

En los 90 se hablaba mucho de facilitar la inversión extranjera…
Es que no había empresarios peruanos: a la agricultura la desapareció Velasco; a las empresas, el dólar MUC y la inflación; a las mineras, también el dólar MUC… afines de los 80 y principios de los 90 las empresas peruanas habían desaparecido. En la transformación del país, las empresas extranjeras dieron el primer impulso, pero hoy el desarrollo empresarial de los peruanos es sorprendente, y no solo me refiero a la gran empresa, sino a la mediana y a la pequeña: los invito a visitar Villa El Salvador, Lima Norte, etcétera.

Antes se decía que nuestra clase empresarial era rentista, parasitaria. ¿Hoy tiene una nueva mentalidad?
Las cosas han cambiado porque el Estado le dio estabilidad al sistema. Antes, los peruanos llevaban su dinero afuera por cuestiones de seguridad, pero hoy eso ya no es necesario; es más, se invierte en el Perú porque es rentable hacerlo y, así, se genera riqueza. Hoy, distribuimos riqueza, no como con Velasco y la Reforma Agraria, donde se distribuyó pobreza.

Hechas las sumas y las restas, ¿qué tan beneficiosa ha sido la minería para el Perú contemporáneo?
Somos un país bendito por tener a la minería. De nosotros se dice que contaminamos, que hemos hecho del país uno primario exportador, etcétera. Ese reclamo puede ser válido cuando se tiene una minita chiquita, pero si tenemos ocho o más que son inmensas –Cerro Verde, Las Bambas, Southern, etcétera– sus beneficios son inmensos, y no solo se quedan en la explotación de materias primas, también se ha creado industrias a partir de ellas… los ejemplos abundan. Hoy, el 85 de lo que compra el sector minero se produce en el Perú. Además, por cada megaproyecto minero el PBI sube 1%, 1.5%, entonces, dígame, ¿la minería beneficia o no al país?

Cajamarca, donde está Yanacocha, es el departamento más pobre del país…
Cajamarca tiene una gran densidad poblacional, y la mayoría de su población es rural, pobre, eso hace que sus cifras no nos gusten, pero es innegable que hoy está mucho mejor que hace 25 años. A Cajamarca le falta inversión en infraestructura, interconectarse, crear carreteras. Esto ya se estaba haciendo pero llegó Gregorio Santos a la presidencia regional, y su presencia ha sido nefasta para el progreso del lugar. Los peruanos no podemos ser radicales, en todo caso, seámoslo pero contra la pobreza.

AUTOFICHA

- El 3 de octubre de 1968, el día del golpe de Velasco, empecé mi labor empresarial en el fundo El Naranjal. Trabajé 45 años con Alberto Benavides de la Quintana.

- Viví muchos momentos malos del país. En el aeropuerto se decía que el último en irse apagase la luz, todos se querían ir. Hoy todo es distinto.

- Si algo bueno me dejó mi padre, fue mi educación. Estoy metido en ella porque siento que, a través de la educación, se le da la oportunidad a la gente de crecer.


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