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Opinión

Ejercen el poder en forma tan soberbia que creen que pueden estar por encima de todos y hacer lo que les viene en gana sin respetar la ley.

Mauricio Mulder, Pido la palabra
Congresista

Cuando la acción de amparo o el hábeas corpus se ejercitan por Javier Diez Canseco u Ollanta Humala, ahí sí se trata de un legítimo derecho. Cuando el accionante es Alan García, ahí llueven los insultos. Se ha llegado, incluso, al extremo de que un congresista corrupto, sancionado vergonzosamente por su bancada y renunciante por ello mismo a un cargo de alta responsabilidad, ha tenido el cuajo de decir que presentar un recurso de amparo es una actitud “poco viril”.

Ese mismo sujeto fue el abogado de Ollanta Humala cuando este planteó un hábeas corpus por vulneración de la legítima defensa, y luego fue premiado por esa acción nada menos que con ese alto cargo. Y para cerrar el círculo, el juez que falló en favor del entonces comandante Humala fue posteriormente premiado con un cargo clave en el Ministerio de la Producción y hoy es asesor de un congresista oficialista.

Otro caso similar sucede con el parlamentario que preside la comisión investigadora. Saludó el fallo que favorecía a Diez Canseco y no dijo que se consagraba la impunidad ni que el Poder Judicial se entrometía o que el desaparecido legislador se consideraba intocable, epítetos todos lanzados por su boca contra el expresidente. Incluso, desde su probada superioridad intelectual de ser un ‘punkeke’ aficionado a la brujería, ha amenazado al juez con denunciarlo por prevaricato si osara amparar el pedido de Alan García. Para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley.

Solo esos dos hechos, sumados a decenas de otros más, demuestran el verdadero trasfondo político de todo esto, que no es otra cosa que buscar inhabilitar a Alan García para abrirle el camino a la señora Nadine Heredia y que puedan, todos ellos, quedarse en el poder. Han soltado toda la jauría de insultos y agresiones porque sienten que esa estrategia se les debilita, pero, además, porque ejercen el poder en forma tan soberbia que creen que pueden estar por encima de todos y hacer lo que les viene en gana sin respetar la ley.

Nadie se opone a las comisiones investigadoras. Los parlamentarios apristas votamos a favor de la mencionada, y el expresidente García ya ha acudido a ella dos veces a someterse, por varias horas, a las preguntas de congresistas de la bancada nacionalista que ni siquiera integran el grupo de trabajo.

Debe quedar claro sin embargo que, por más que se autodenominen huachafamente ‘megacomisión’, no están por encima de nadie y tienen que respetar, por lo menos, las reglas básicas del debido proceso consagradas no solo en nuestro ordenamiento nacional, sino en todos los pactos y convenios internacionales de derechos humanos.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha protegido en reiteradas ocasiones a terroristas que fueron condenados con vulneración del derecho de defensa, pero ahí tiene usted nada menos que a su presidente, el ‘archicaviar’ García Sayán, adelantando opinión y señalando su respaldo a la ‘megacomisión’, en acto de súbita presteza, similar a la que tuvo para liberar a decenas de terroristas de las cárceles en el breve tiempo en que fue ministro.

Es, por tanto, absolutamente antidemocrático dar de alaridos inaudibles por el hecho de que una persona plantee una acción de amparo y antes de que esta hubiese sido siquiera amparada por el juez. Muestra un alto grado de intolerancia y, sobre todo, una visión miope y parcializada de la vida civilizada de un Estado de derecho que los lleva a considerar que porque estás en el poder lo puedes todo.


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