Mónica Delta, Periodista (y mamá)
Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
Además de ser una figura del periodismo local, Mónica Delta es madre de dos jóvenes. En esta charla, so pretexto del Día de la Madre, conversamos sobre su visión de la maternidad.
En los momentos de crisis, las mujeres han salvado a este país. Por ejemplo, en los 80, desde los comedores populares y otras organizaciones sociales, cuando Sendero Luminoso y la crisis económica arreciaban…
Definitivamente. Y como soy mayor que tú, ya hacía periodismo en aquella época. Y en esa tarea me daba cuenta de la fortaleza de las mujeres, sobre todo las de provincias. Su manejo de la tristeza y de la crisis siempre me ha impactado. Y todo esto lo vinculo con mi propia vida, cómo mi madre afrontó la viudez a los 36 años, cómo no se volvió a casar y cómo se dedicó exclusivamente a sus hijos. Mi familia es un matriarcado, no porque así se haya decidido, sino porque los hombres murieron jóvenes. Y quizás esta sea la historia de muchas mujeres en el Perú: se quedaron solas por la muerte o por la irresponsabilidad de algunos hombres.
Siento que las mujeres son seres más completos que los hombres. Para empezar, pueden hacer de padre y madre a la vez…
Yo no sé cuál es la razón científica, pero la realidad nos demuestra que es así. Quizás podamos hablar del instinto de protección de la cría; biológicamente, las mujeres estamos hechas para proteger a nuestros hijos. El hombre es el proveedor pero, ante su ausencia, la mujer está preparada para proveer a su cría y mantener la especie. La mujer, frente a una circunstancia adversa, no puede derrumbarse pues, si lo hace, como en el dominó, se derrumba todo lo que viene detrás. Si un hombre se cae, siempre habrá una mujer que lo proteja…
¿Qué tan prescindibles somos los hombres?
No es que ustedes sean prescindibles. Sucede que, muchas veces, al momento de criarlos, las madres les damos más responsabilidades a las mujeres que a los hombres. Entonces, ustedes crecen como inútiles o como irresponsables ante situaciones determinadas.
¿Estás haciendo un mea culpa? Tienes un hijo y una hija…
Sí, pero siempre traté de corregirme (ríe) pues mi madre hacía estas diferencias y yo me rebelaba ante esto, afloraba mi lado crítico.
Te separaste cuando tus hijos eran pequeños. ¿Pensaste en no hacerlo por ‘protegerlos’?
Claro. Mi ruptura demoró varios años: intentamos todo para salvar el matrimonio. A mí me enseñaron que un divorcio es un fracaso.
Al final, ¿divorciarte fue mejor para tus hijos?
No lo podría medir, pero fue una situación de crisis que mi exesposo y yo supimos manejar y, al final, nuestros hijos salieron favorecidos. Igual, siempre hay muchas lágrimas, muchas frustraciones; los hijos sufren, y esto duele. Uno busca paliativos: habla, busca ayuda psicológica, todo; pero debo confesar que mi exesposo es un excelente padre y sigue siendo parte de mi familia aunque ya no estemos casados. Lo aprecio como si fuese uno de mis hermanos.
¿Has sido buena mamá?
Sería la última en afirmar eso. Tengo una buena relación con mis hijos. Ellos respetan mucho la disciplina –que siempre estuvo a mi cargo– y, en general, he tratado de ser una buena madre. Veo a mis hijos buenos, saludables.
¿Te costó volver a casarte?
Te cuento lo que le pasó a mi madre. Yo la veía muy guapa, muy joven, y quizás tuvo alguna relación, pero a la hora de decidir volver a casarse, nosotros, sus hijos, pesamos mucho y decidió no hacerlo. Ella, por ser mamá, sacrificó su lado de mujer y, creo, no hay derecho a que eso suceda.
¿Eres mujer antes que madre?
No te lo podría decir. En mi vida, la maternidad ha tenido un peso enorme, pero eso no ha impedido que yo sea mujer. Ahora, si me dieran a escoger entre mis hijos y mi pareja, voy por mis hijos.
¿Supiste manejar bien tu tarea de madre y tu rol profesional?
Alguna vez mis hijos me dijeron “nunca estás en casa”. Por nuestro oficio, uno se ausenta en fechas importantes, tiene comisiones hasta tarde. Pero, más que cantidad, les he dado calidad de tiempo. Igual, cuando son chicos, no entienden que uno se saca la mugre para darles una vida mejor.
¿De qué estás más orgullosa: de tu rol de madre o de tu carrera?
Te diría que estoy más contenta con mi carrera pues en el rol de mamá siempre quedan cosas que no hiciste bien porque, finalmente,el rol de madre es más importante que nuestra profesión.
¿Cuánto conoce una madre a sus hijos?
(Piensa). Más por intuición que por acción o verbo. Siento que conozco bien a mis hijos, pero siempre hay un espacio en ellos al que uno no entra. Ahora, si yo veo algo malo en ellos, se los digo, soy muy directa. No me gustan las mamás ciegas frente a lo evidente. Los problemas hay que enfrentarlos por el bien de nuestros hijos.
AUTOFICHA
- En mi casa era vista como la ‘ovejita negra’, la rebelde, la independiente, la contestataria. Ahora, era una rebelde que siempre respetaba las leyes de mi mamá (risas).
- Soy recta, pero aparento ser más dura de lo que en realidad soy. Eso sí, tengo muy claro el rol de los principios, de los valores, de la disciplina.
- Tengo dos hijos: un hombre y una mujer, quienes ya son jóvenes. No me veo pronto como abuela, pero me encantaría serlo. Siento que sería una abuela divertida.
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