Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Los prejuicios suelen bloquear nuestros ya menguados instrumentos para percibir adecuadamente la realidad. La prensa, obstinada en contradecir sus funciones elementales, que son las de intentar relatar objetivamente lo que acontece y estimular el pensamiento crítico, apoya esos prejuicios y el resultado es un carnaval de interpretaciones donde cada uno trata de justificar, a través de una cadena de racionalizaciones, aquello que conviene a sus ideas. En situaciones de crisis, como la actual, esta conducta se vuelve extraordinariamente selectiva y los disparates pueden llegar a hacer las delicias de quienes sienten curiosidad por el comportamiento humano o de quienes gustan afirmar, no sin elementos atendibles, que nuestra especie ya cumplió su ciclo sobre este planeta.
Leía en el diario El País, español como él solo, los relatos de los supuestos malestares económicos en América Latina, especialmente –o únicamente mejor dicho– en aquellos países que no comulgan con el Consenso de Washington (un conjunto de recetas para afirmar la dependencia). Los otros, los que comulgan o que están deshojando la margarita como Perú, no vivirán –según _El País_–, las catástrofes que sí caerán sobre los condenados, aun cuando atraviesen estados de beligerancia interna o sean cautivos del narcotráfico. En realidad no se trata ni de estadísticas ni de políticas ya que todo, en la campaña del Grupo Prisa (dueño de El País), se elabora, con juegos de palabras más que con datos comprobables, en una voluntad vargasllosiana de desacreditar todo aquello que no corresponde a los intereses de las grandes corporaciones.
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