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“Perú es homofóbico; por eso, salir del clóset no es fácil”

“¿Volver a Broadway? Ojalá se dé, pero no me quita el sueño. Lo que necesito es energía y cariño”, nos dice Marco Zunino, protagonista de El chico de Oz. Véala en el Teatro Municipal.

(Luis Gonzales)
(Luis Gonzales)

Marco Zunino, Actor
Autor: Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com

Ha actuado en Broadway, ha cantado junto con Juan Diego Flórez y ha protagonizado los musicales más exitosos de nuestra cartelera. Estos días encarna, en El chico de Oz (Teatro Municipal, Ica 323, Lima), a Peter Allen, un músico homosexual que ganó dos Oscar y fue un ejemplo de liberación. Con ustedes, Marco Zunino.

En efecto, El chico de Oz no es El mago de Oz
(Ríe). Sabes, esa frase (decirle al público, en plena función, que El chico de Oz no es El mago de Oz) nació en un ensayo y el elenco se cagó de la risa; entonces decidimos incorporarla a la obra, pero la confusión persiste. La gente en la calle me dice: “Vamos a ir a verte a _El mago de Oz_”. “No, no es esa obra… y no traigan a sus hijos” (risas). Es una obra para mayores.

Lo que me parece interesante es que obras con temática homoerótica – Corazón normal, De repente, el verano pasado – se estén presentando con frecuencia en Lima…
Creo que ha sido una coincidencia. Y más allá de su temática, debemos decir que son buenas obras. El chico de Oz la escribió Martin Sherman, y en ella se cuenta la vida de Peter Allen, un músico australiano homosexual que fue esposo de Liza Minnelli. Temáticas así deben mostrarse y ser conocidas por la gente pues le tenemos miedo a lo desconocido. Yo viví siete años en Nueva York, y recuerdo que la primera vez que vi a dos hombres tomados de la mano me pareció alucinante, me reía.

Sentías que eso era un circo, un espectáculo…
Exacto, porque no lo conocía, pero a la tercera o cuarta vez ya no te llama la atención porque, además, uno está pensando en cosas más importantes. Además, el teatro está para cuestionar y lanzarle ideas a la gente. Y, como tú dijiste, es nuestro granito de arena a la tolerancia. ¡Que Rafael Rey venga a verla! (risas). Jesús dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Beto Ortiz ha convocado a las figuras públicas que son homosexuales a salir del clóset…
El Perú es uno de los países más homofóbicos de América Latina. Por eso me indignan posiciones como la de Rafael Rey, porque lo que uno fomenta es el odio hacia gente que nació así, que no ha hecho nada malo. Pero las cosas no son tan fáciles como las que plantea Beto pues todavía estás expuesto a mil cosas; por ejemplo, al rechazo de tu familia. Además, esto es un asunto personal, y cada uno debe decidir, en libertad, qué hacer.

Muchos dicen, cuando se refieren a los gays, “hay que respetar su diferencia”. ¿Ser gay hace diferentes a las personas?
La homosexualidad existe desde siempre, no es una cosa moderna que se le ocurrió a la gente. ¿Sabes que son muchísimos los homosexuales que se suicidan por el temor al rechazo? ¿Qué prefieres: a tu amigo vivo o a tu amigo muerto? Por eso, El chico de Oz me gusta tanto porque rompe con el cliché ese del esposo, la esposa, los hijos, el perrito y el jardín. Ese modelo único ya pasó, no funcionó. El problema es que la Iglesia se aferra a él, pero no hay un único modelo de familia. Y Peter Allen decidió crear, vivir, porque esto es lo que dice la obra: “Vive”, pues igual te van a querer y odiar; igual te vas a enfermar. Allen se inventó sus propias reglas pero, sobre todo, vivió.

¿Y tú vives?
En los últimos años me he preocupado más en mi carrera. Hoy siento que ya es momento de que descanse un poquito (ríe). ¿Estoy enamorado? No hablo de mi vida privada, pero por supuesto que me he enamorado: soy una persona común y corriente. Imagínate, a mis 36 años y no haberme enamorado (risas).

En el musical pareces en tu elemento…
No hay un día que a mi vida le falte música; ella me cambia el ánimo, a veces es mi mejor remedio. Los musicales son muy técnicos, uno no puede hacer lo que le dé la gana, hay que respetar la estructura de la obra; una vez que tienes esto, las cosas funcionan. Y no soy ordenado ni metódico, lo que soy es obsesivo. Me di cuenta de eso en Broadway, donde pasaba madrugadas cantando, ensayando.

Me parece bacán que tu paso por Broadway y tu retorno a Al fondo hay sitio se haya dado con naturalidad…
Muchas de las cosas llenas de parafernalia que me han pasado las he vivido de grande, después de los 30. También me han botado del trabajo, esto ha hecho que siempre pise tierra. Pero amo lo que hago y me encanta estar en Al fondo hay sitio… trabajo es trabajo. En Broadway pedí permiso para ensayar en el escenario y, al subir, sentí que también era de madera, que no era nada excepcional, que ese lugar, como me pasa en Lima, también era mi casa. En verdad, las tonterías que hablan de mí me las paso por encima: estoy feliz de hacer Al fondo hay sitio, de hacer El chico de Oz en el Municipal, de haber hecho Chicago en el Marsano y Cabaret en el Segura, pues gracias a esta obra llegué a Broadway.

¿Volverás a Broadway?
Ojalá se dé, pero no me quita el sueño. Lo que necesito es energía y cariño.

AUTOFICHA

- Siempre tuve claro que la tele y el teatro son mi trabajo y que soy una persona normal. Acaba la función y regreso a casa tranquilo, sin sentirme especial.

- Uno quiere estar tranquilo y no quiere trabajar en sus horas libres y firmar autógrafos; tomarse fotos se convierte en trabajo.

- Una vez, un taxista me pasó un papel y le pregunté: “¿A quién le dedico el autógrafo?”. Y me respondió: “No, señor, tiene que firmarme la boleta de pago” (risas).


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