Pasos Perdidos

Las aguas están movidas en Alianza Por el Gran Cambio. En menos de un mes, tres congresistas han hecho maletas y tomado nuevos rumbos. El último en cerrar la puerta ha sido Humberto Lay, fastidiado –dicen– por la ambigüedad de sus ahora exaliados pepecistas.

Fuentes legislativas aseguraron a Pasos Perdidos que al pastor no le cayó nada bien que sus colegas impulsaran, un día, una candidatura de oposición para la presidencia del Parlamento, y al siguiente, ante la falta de respaldo (y de votos), corrieran, cual correcaminos, a tocarle las puertas al oficialismo. Menos aún cuando a quien promovían era de su mismo bloque: Javier Bedoya.

Pero todo tiene un por qué. Los ex ‘ppcuys’ habrán perdido una curul, pero mantienen una vicepresidencia y, de pasadita, para garantizar su presencia mediática, la conducción de la Comisión de Fiscalización. Esa que les ha prometido Fredy Otárola. ¿Sabrán, empero, que lo mismo le ha ofrecido el oficialista a Solidaridad Nacional?

Para justificar su subida al coche gobiernista, algunos pepecistas han alegado que la postulación de Bedoya no logró consenso, y se quejan de la “deslealtad” de los acólitos de Luis Castañeda. Y están en lo cierto, pues en una cena privada, el martes en la noche, el propio exalcalde le ofreció al ‘tucancito’ sus nueve votos, para un día después quitárselos a la mala.

Es que, afirman en SN, el exalcalde de Lima no le perdona al Partido Popular Cristiano haber liderado una de las corrientes del No a la revocatoria de su sucesora Susana Villarán.

Lo que no dicen los seguidores de Lourdes Flores es que el petardeo a Bedoya no solo llegó desde el frente externo sino de las mismas entrañas de su agrupación, donde la dizque ala renovadora ha priorizado su pequeña cuota de poder. Y eso, refieren, no es repartija, no señor.