El proceso de selección de candidatos a la Defensoría del Pueblo, el Tribunal Constitucional y el Banco Central de Reserva –aún pendientes de ratificación por el Pleno– ha dejado varios muertos y heridos en el camino.
La nominación de Pilar Freitas como defensora del Pueblo ha sido recibida con pinzas en los mismos predios de Perú Posible, donde algunos dirigentes –son pocos, pero son– objetan su accidentado pasado político con firmas falsas, cartas al Vaticano y la cuestionada reforma del Poder Judicial incluidos. La bendición del ‘sano y sagrado’ a esta candidatura, sin embargo, ha bastado para acallar esas voces y reemplazarlas por los elogios de desmemoriados personajes como Mariano Portugal quien, al momento de proponer a Freitas ante la comisión evaluadora, la calificó como una “triunfadora, ejemplo para el país que ha dejado en alto el nombre del Perú”. ¿?
Dicen que nadie se animó a contradecirlo, y es que, según fuentes legislativas, había un compromiso previo de las distintas bancadas para que –retiradas las polémicas postulaciones de Pedro Cateriano, Fausto Avarado y Marcos Ibazeta– ningún otro candidato fuera vetado y todos aceptaran a pie juntillas las nuevas propuestas.
El acuerdo con sabor a repartija, cuentan por ahí, era sacar adelante, a como diera lugar y en bloque, la lista de aspirantes a las 10 plazas vacantes. Así todos saldrían ganando. Las bancadas de Gana Perú, Fuerza Popular, Perú Posible y Alianza Por el Gran Cambio tendrían garantizada su influencia en estamentos claves como el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo. Pero también Víctor Isla, quien ve en esta elección su carta pase a la reelección en la Presidencia del Congreso aunque para ello –afirman– tenga que tumbarse a compañeros de bancada como José Urquizo.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.