Oposición, ¿estás?

Juan José Garrido,La opinión del director
director@peru21.com

La verdad es que este gobierno se la está haciendo muy fácil a la oposición, aunque el resultado de ello sea malo para el resto de peruanos.

Si fuésemos una nación con una economía desarrollada o al menos con serias expectativas de serlo, tanto el poder de turno como la oposición tendrían roles muy complejos e importantes que cumplir; los primeros dirigiendo el destino en el mejor de sus deseos (y dentro de los intereses políticos, como dicta la realidad), y los segundos fungiendo de balance y soporte democrático. Esto último no es poca cosa: no es, o no debería ser, un papel reaccionario, sino, por el contrario, constructivo, tanto en lo que se refiere a propuestas de políticas públicas como de control del ejercicio del poder.

En lo que va de estos tres años, la oposición ha dedicado mucho a esta última tarea, la del control; por cierto, más desde el punto de vista destructivo que constructivo. Es sabido, para quien tenga algo de oficio en estos menesteres, que es más popular el primer papel que el segundo. Sin duda, sirve como circo para la galería, pero es insuficiente en lo que al desarrollo del país respecta.

Es en el espacio de las propuestas donde la oposición desaparece por completo. ¿Qué reformas –tributaria o laboral, por ejemplo– se han planteado desde la oposición? Hasta donde sabemos, ninguna. Han criticado, y enérgicamente, la Ley Universitaria y muchas otras. ¿Propuestas en el sector educación? Nada. ¿En el sector salud? Menos.

No esperamos aportes importantes a la teoría de cuerdas o la prueba irrefutable frente al creacionismo, ni mucho menos. Hablamos de propuestas políticas, empeño en el cual –por definición– deberían estar inmersos todos esos partidos que cada cinco años presentan por escrito un mamotreto titulado Plan de Gobierno.

Restan, como sabemos, dos años de gobierno nacionalista. Sería bueno observar al menos a un partido haciendo política programática, articulando propuestas y poniendo reformas en agenda. ¿Será mucho pedir?