Enrique Castillo,Opina.21
ecastillo@peru21.com
En ambos casos, los seguidores de Abimael Guzmán atacan a nivel militar, político o mediático, aprovechando los vacíos que deja el Ejecutivo, que solo atina a actuar a la defensiva y a reaccionar pobre y aisladamente.
La mejor prueba de lo dicho es que frente a cada ofensiva militar o propagandística narcosenderista y del Movadef, el primer ministro –que pareciera no saber hacer otra cosa– plantea a nombre del Gobierno un nuevo proyecto de ley, que nunca se sabe con exactitud qué es lo que busca, y que no forma parte de estrategia integral alguna. Otra prueba palpable es que frente a cada embate, alguien cae en el Gobierno (un ministro, un militar, un embajador, etc.), lo que significa que siempre están desprevenidos y sin directivas. Son los senderistas los que toman la iniciativa, sea aquí o en el exterior, y es el Gobierno el que sale después a tratar de arreglar lo que no supo ni pudo prevenir.
El presidente de la República (exmilitar) es comandante supremo de las FF.AA. y de la PNP, y es además quien dirige la política exterior. Lamentablemente, es precisamente en estos sectores donde las cosas no funcionan, ni en cada sector ni en conjunto.
¿Cómo es posible que en noviembre estemos discutiendo y sancionando los hechos que se suscitaron en nuestra embajada en Argentina en el mes de marzo?, ¿nadie en el Gobierno se dio cuenta, supo o informó sobre una visita y una entrevista que se difundió públicamente?, ¿dónde está la inteligencia y dónde la coordinación?
Mientras no haya una estrategia integral, no habrá avances. Y para que haya una estrategia integral hay que tener gente con capacidad, experiencia y autoridad. Por lo tanto, hay que hacer cambios en el Gabinete, aunque a muchos les aterre la idea.
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