Sylvia Falcón,Soprano andina
Autor: Mijail Palacios Yábar.
mpalacios@peru21.com
Sylvia Falcón es el secreto mejor guardado de la música peruana. Es soprano andina y su registro de voz nos hacen recordar a la gran Yma Sumac. “Mi música es un homenaje a mis padres. Lo que he vivido en Sequello (Ayacucho) no me ha pasado ni cuando he estado en Nueva York”, nos dice Falcón, quien acaba de editar su segundo disco: Inkario, donde tiene una versión muy personal de ‘El cóndor pasa’.
La comparan con Yma Sumac…
Es un ‘techazo’, qué bárbaro, tremenda valla. Ella ha sido lo más grande que ha tenido este país en reconocimiento mundial, quizás junto con ‘El cóndor p asa’. Imagínate que te comparen con alguien así… Tremendo honor.
¿Qué tan difícil es hacer lírica andina?
El género lleva 40 años casi sin saberse mucho de él. Y el mayor referente es Yma Sumac, a quien las nuevas generaciones no la conocen. O el conocimiento es superficial. Hubo varios cantantes que salieron, muchos compositores provincianos que hicieron esa música. El gran fundador es Moisés Vivanco.
¿Qué pasó después de Yma Sumac?
Las chicas querían ser sopranos de coloratura, porque eran los números más importantes de los coliseos. Salían ataviadas como acllas. Entonces, quizás podemos hacer que algo similar pase, y se pueda tener una versión contemporánea del género.
¿Cómo se encuentran la música andina con la lírica?
Fue el fenómeno tremendo del indigenismo de principios del siglo XX con ‘El cóndor pasa’ de Daniel Alomía Robles. Llega un momento en que tiene auge enorme el teatro incaico en el Cusco y se hacía música propia. Ahí fue el punto de quiebre.
Tiene una propuesta bien estilizada. ¿No teme cantar solo para una élite?
Me encantaría llenar un estadio. Es un reto, la lírica está llena de retos. Una vez me invitaron a un evento de jóvenes en la Plaza de Armas de Lima. Estaba llena y todos eran adolescentes que esperaban a The Beatles peruano de Yo Soy. Las chicas gritaban, tenían carteles. La multitud solo pensaba en ellos y yo iba a subir solamente con mi voz y una guitarra. Canté y fue increíble. Creo que subestimamos mucho a los adolescentes, niños y público en general. ¡Fue increíble! Cuando empecé a cantar, todos se quedaron en silencio absoluto y empezaron a escuchar. Hice los agudos y me interrumpieron con aplausos. Nuestra tradición puede hacer vibrar factores que tenemos en el ADN y no nos damos cuenta. Siempre tenemos esa opción cuando hacemos las cosas de corazón. Cuando algo es verdadero, su espectro es enorme.
Es antropóloga y música, es juez y parte…
Soy antropóloga por deformación profesional, porque soy más artista y cantante, pero la antropología me ha ayudado mucho. Aunque el arte me ha enseñado que es eso: fantasía, es el artificio, es la estética inventada y reinventada. No le tiene que contestar a nadie ni dar cuentas.
Su propuesta antes era más tradicional…
Siento que se han ensanchado mucho más mi amor por la tradición, lo que me ha ayudado a pensar que lo andino tiene miles de posibilidades. El mundo andino es tan flexible, que todo lo ha sumado a su tradición, no ha descartado.
¿Solo ha hecho música lírica?
He cantado hasta Guns N’ Roses y tengo un grupo de rock que se llama Brumalia. Pero siempre pensé que la música andina es un espacio especial.
Usted es la diva de los andes.
Es una intención de afianzar la fuerza femenina. Además, juego con muchos elementos que se interrelacionan: trajes, orfebrería, la esencia misma de la lírica andina. Es un fenómeno secular: después de unos 100 años crece este sentimiento por el nacionalismo, lo incaico. Eso hace que varias expresiones artísticas tengan espacio para un nuevo discurso.
Pero pasan 100 años y es casi como volver a empezar…
Es una especie de eco. Es la falta de conexión con nuestra propia tradición. No tenemos una conexión real, verdadera. Solo se queda en el logo de la marca Perú. No estamos completamente ligados a lo que somos.
¿Y ahora cómo vamos?
Hay propuestas de varias vertientes, desde la textilería, la música, el cine. Debemos preocuparnos en fijar bien los contenidos. Ser más serios con la tradición.
¿Sus padres no le han dicho que se dedique a otra cosa?
Por eso soy antropóloga (risas). Toda mi familia está feliz. Termino siendo una suerte de extensión de los pueblos de mis padres.
No solo la gastronomía salvará al Perú…
Ni los políticos ni la gastronomía. Creo que pronto vamos a dar otro paso. Mientras más veamos hacia adentro, más podremos salir como país. Tenemos que alimentarnos de la tradición, pero de una forma real. No basta con ponerte un chullo para la foto.
AUTOFICHA
- Tengo 29 años, soy de Lima y mis padres son de Ayacucho y Huancavelica. Soy antropóloga y me encanta, porque me gusta estar ligada a la reflexión.
- El maestro Daniel Kirwayo fue mi gran influencia. Cuando lo conocí fue la luz. Él conocía muy bien el repertorio de la lírica andina.
- El 21 de marzo presento mi segundo disco Inkario en el Teatro Municipal de Cusco. En abril se presentará en Lima y en el mes de mayo en la ciudad de Arequipa.
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