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Opinión

En Corea del Norte no se celebra la Navidad, como ninguna ceremonia religiosa (“opio de los pueblos” para el marxismo), con la excepción de los cultos y mitos creados para honrar a los líderes únicos y ‘perfectos’ de regímenes totalitarios.

Ariel Segal,Opina.21
arielsegal@hotmail.com

En Corea del Norte no se celebra la Navidad, como ninguna ceremonia religiosa (“opio de los pueblos” para el marxismo), con la excepción de los cultos y mitos creados para honrar a los líderes únicos y ‘perfectos’ de regímenes totalitarios. Es por esto que el dictador Kim Jong-Un –el tercero de la dinastía Kim que domina el país desde la separación de las dos coreas en 1948– no tiene reparo en dar un respiro de paz decembrino a su pueblo y recientemente ordenó ejecutar a su tío y tutor político Jan-Song, y a otros miembros del partido por supuesta conspiración, así como el mes pasado se ordenó la muerte de unas 80 personas por tener biblias o ver TV de Corea del Sur. El totalitarismo fascista –de izquierda o de derecha– sigue vigente en el siglo 21.

En Venezuela, en donde su régimen no logra implementar el totalitarismo por falta de disciplina y de eficiencia, el Nicolás comunista (no el capitalista del Polo Norte) le declara la guerra a la clase media con medidas draconianas que afectan a las pequeñas y medianas empresas, sin importarle cómo el populismo, a mediano plazo, afectará a los más pobres. Además, obliga a los medios a divulgar villancicos que lo alaban, mientras el crimen sigue desatado. ¿Noches de paz en una nación que se desangra mientras su presidente solo piensa en el culto a la personalidad?

En Sudáfrica se elige a una persona como traductor de lenguaje de señas para sordos para el funeral de Mandela, y en la ceremonia se descubre que no sabe hacer el trabajo y que tiene trastornos de personalidad que pudieron poner en peligro la vida de los invitados. En Argentina saqueadores demuestran que si no roban es porque hay Policía que los puede meter presos, puesto que si hay huelga del sheriff, se lanzan a las tiendas. Y los nacionalistas catalanes muestran que si hay prosperidad en España, se acepta la autonomía. Pero en tiempos malos, mejor se plantea una separación.

Con un mundo así, un minuto de paz no estaría mal, ¿no?


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