Carmen González,Opina.21
c.gonzalez@infonegocio.net.pe
Entre los 3 y 5 años, se resignan a que la madre no puede ser su objeto sexual: guardan esas emociones para sentirlas en la adolescencia por una chica. Este proceso –complejo de Edipo– no siempre se da en forma adecuada. Cuando no hay padre o este abandona la casa, las vicisitudes son diversas.
“Mi hijo Esteban (24) no acepta a mi novio y menos que viva en casa. Nos vemos fuera. Su papá se fue hace años. Me hice cargo de todo hasta ahora. No sé por qué no me atrevo a imponerme”.
Esteban ha regresionado a etapas infantiles donde soñaba con ser esposo de mamá. Es hijo cuando es mantenido. Es ‘marido’ cuando no permite la presencia del ‘amante’. Ella le transfiere temores infantiles o miedos a no ser amada (sentidos frente a padre o madre); por ello, no puede imponerse y él, inconscientemente, lo percibe. De allí su chantaje. ¿No fue la hija amada del padre y el hijo es sentido como padre-esposo que nunca la va a dejar? Enganchados emocionalmente y desorden en la jerarquía familiar. Él no podrá construir pareja sana aun cuando engendre hijos. “Mamá mía”, dice inconscientemente Esteban, con la complicidad inconsciente de ella.
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