Olga Zumarán, exMiss Perú
Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
Olga Zumarán ha sido Miss Perú, Miss Perú Mundo y Señora Perú. Su belleza, una sensualidad natural y cierto histrionismo la transformaron en actriz, oficio en el que casi siempre hace de femme fatale. Hoy tiene su línea de productos de belleza (visite lifesolutionsperu en Facebook o llame al 714-1544) y ha vuelto a la palestra gracias a un comercial televisivo cuya frase se repite constantemente en nuestros oídos: “Ponte linda, bombón”. Lo es.
¿Siempre te has sentido regia?
De chica era delgada, larguirucha, pero siempre me sentí guapa. Recuerdo que a los 12 años me nombraron ‘Reina de la Primavera’ en Bagua, donde mi papá, quien era militar, estaba asignado. Eso sí, no me gustaban las fotos, me costaba posar, no miraba la cámara.
¿Cómo ganaste desenvoltura?
En México, cuando me fui a participar en el Miss Universo. En el concurso me faltó actitud. Si hubiera tenido la que tengo hoy, habría ganado y ahora sería artista de cine, estaría viviendo en París, hubiera avasallado. Por ser calladita, por no ‘figuretear’, ponerme atrás en la foto, perdí el concurso.
¿Eras tímida y conservadora?
Totalmente conservadora, recatada, pero con los años y la experiencia ya he tomado más confianza. Hoy, quizás por mi origen arequipeño, soy un volcán de pasiones (ríe).
¿Sensual también?
Más que sensual, soy sensible, sentimental, humana. No me gusta la frivolidad y, la verdad, quizás cuando poso para las cámaras me aflore la sensualidad, pero en mi vida cotidiana no lo soy, me falta, y yo misma me digo: “Cuándo voy a aprender; ojalá fuera como en mis fotos” (ríe). Mis amigas me dicen que cambie de pijama, que uso una que es ‘matapasiones’.
¿Y en tu vida afectiva también te has ido desinhibiendo?
No mucho, en ese terreno me falta. En mí conviven varias ‘Olga’. Tú me ves muy linda, muy sociable, regia, y puedes decirte: “Uy, esta flaca cómo será”, pero cuando estoy en el asunto no pasa nada. Intenté algunas cosas, pero al hacerlo me sentí falsa, impostada, no era yo.
¿Es verdad que te han sacado la vuelta muchas veces?
Toda la vida. ¿Por no ser desinhibida? Sí. Sigo siendo conservadora y trato de no hacerle mal a nadie. Yo vendo la imagen de femme fatale porque sé que gusta, pero yo no lo soy, lo son mis personajes.
¿Has tenido alguna aventura?
Nunca… y, cuando me las he permitido, estaba soltera; es decir, aventuras no eran. Yo nunca he tenido un ‘chape’, por eso me ven como rara. ¿Citas de un día? No hay forma. ¿Sexo sin amor? Nunca.
¿No sientes que te has perdido mucho de la vida?
No. Si alguien me gustaba, pues, quedaba en el gusto, nada más. Me he casado tres veces: de mi primer esposo enviudé; del segundo me separé después de un año, y ahora llevo 13 años de casada… y mi esposo no es ni millonario ni Brad Pitt, pero yo lo veo como si lo fuera. ¿Su talento? Cocina rico y baila muy bien, y un hombre hace el amor como baila (risas). He tenido otras relaciones, todas largas, y las viví bien, a gusto con mis parejas.
¿El matrimonio ha sido esencial en tu vida?
Sí, porque allí pude ser madre, algo que me costó mucho. Hoy vivo tranquila viendo crecer a mi hija y valoro mucho lo que tengo. Algunos me dicen que pude hacer otra vida, pero yo prefiero vivir mi presente, mi realidad, y de ella sacar lo positivo y, así, vivir feliz y, repito, tranquila.
Estuviste separada durante nueve meses…
Sí, y ahora, con mi esposo, estamos tratando de retomar la relación, algo que nos cuesta muchísimo. Y mira que ni siquiera viví la vida loca (ríe), me cuidé mucho porque no estaba preparada para vivir una nueva relación –tuve un intento, pero no pasó nada, no me gusta jugar con los sentimientos de los demás– y ni siquiera salí con mis amigos, a pesar de que me escribían y me llamaban.
¿Es verdad que eres celosa?
Sí. Les quiero dar un consejo a las mujeres: no revisen las cosas de sus parejas porque el que busca, encuentra (ríe). Mientras sus parejas cumplan –en todo el sentido de la palabra–, para qué buscarse problemas, lo importante es vivir tranquilo. Y, felizmente, mi esposo no es celoso. Y, como es abogado, con una mirada sabe cómo es la otra persona.
¿Te sientes un bombón?
Me encanta que me digan bombón. Es más, me siento un bomboncito (ríe). Recibo como un halago, como un piropo lindo, que en la calle me digan “bombón” o “mira, allí está la bombón”, pero cuando miro a quien me lo dice, este se pone rojo. Me encanta tener miles de admiradores, que me escriban, que me digan cosas bonitas. Felizmente no me escriben cosas fuertes, parece que no les inspiro eso.
En ‘Ponte linda, bombón’ se hace alusión a una ‘pastillita’…
Pero mi esposo no la necesita, está sobrado, lleno de energía, y su motivación soy yo (risas).
AUTOFICHA
- Mi papá es de Arequipa; mi mamá, de Iquitos. Tengo el rostro de mi padre y el cuerpo de mi madre. Cuando fui Miss Perú, a mi padre le decían ‘Papá Perú’. Él, feliz.
- En el mundo del espectáculo hay mucha argolla. ¿Cuál es la mía? La de Efraín Aguilar (ríe), con quien trabajé en Así es la vida y en otras series.
- Si tuviera que elegir entre un hombre joven y uno maduro, escogería al maduro. De grande se hace mejor el amor porque hay más dulzura y cariño, pasión y respeto.
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