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Opinión

Ya están los operadores del senderismo señalando que “hasta” el primer ministro del Perú se suma al pedido de amnistía para Guzmán.

Mauricio Mulder,Pido la palabra
Congresista

El caviar es el rico que avergonzado de serlo, adopta la pose progresista y para congraciarse con otras clases sociales se vuelve compasivo-permisivo con los que él cree que representan a los pobres, es decir, los comunistas. Incapaz de renunciar a su condición de privilegiado social, maquilla su conducta con modos que, él cree, lo sustraen de la vergüenza de ser pichón de oligarca.

Fue el papel que algunos grupos de la ex Izquierda Unida cuando se encontraba en pleno apogeo el accionar genocida de Sendero y justificaban su existencia bajo el consabido pretexto de que la culpa la tenía el sistema. La propia Comisión de la Verdad, cuyo informe fue redactado por quienes piensan como vengo diciendo, no pudo sustraerse de esta crítica, evidenciando una tardía reacción de la izquierda para sumarse al campo democrático y a la lucha contra el terrorismo.

Pasados varios años, enfriados los fragores de la violencia desatada de uno y otro lado, resurgen las voces indulgentes y reaparecen estos pichones de oligarca con los mismos complejos de su juventud sesentera, sin haber aprendido ni olvidado nada y solo morigerados por el inminente clarín de la jubilación y el retiro. Y se han dedicado a apropiarse de los Derechos Humanos, de la Ética, de la Democracia hoy llamada “transparente” y hasta de la moral. Como no han dejado nunca de pertenecer a la alta burguesía nacional, imponen su ideología a través de sus poderes tácticos y van abriendo nuevamente los espacios para el resurgimiento de los más dogmáticos y ciegos sectarismos extremistas, aunque sean conscientes de que eso es como rodar por el abismo.

Ejemplo claro en estos días de lo que vengo diciendo: don Salomon Lerner G. siendo un exprimer ministro y habiendo mostrado talante de diálogo así como buenas maneras, no puede explicarse de otro modo que no sea el psicológico, el que haya decidido salir a la palestra a insinuar un perdón para Sendero. Estará feliz de que le digan por eso “progre”, audaz, hombre de avanzada, pero no piensa que por haber tenido la investidura que tuvo, sus palabras serán acicate para que otros, por no ser menos, decidan sumarse a este camino de expiación terrorista.

Grave error. Ya están los operadores del senderismo recrudeciendo su accionar de altísima cobertura mediática, señalando que “hasta” el primer ministro del Perú se suma al pedido de amnistía para Guzmán Reynoso. No sabemos si, como las abuelas de la Plaza de Mayo o Pérez Esquivel, Lerner salga a decir después que ha sido sorprendido, pero aunque lo haga, el daño está hecho, porque hasta la fecha, salvo un par de despistados, ningún exponente democrático había desempeñado semejante papel de perdonavidas y eso ya es un avance para Sendero y su Movadef.

Para SL la lucha política sin armas es solo un recodo del camino de mil años que pretende ser su revolución. Mil veces han escrito y jurado que “salvo el poder, todo es ilusión”. Sería una claudicación definitiva, una traición de conciencia, el que acepten reglas de juego impuestas por el enemigo de clase y declinen de la lucha por el poder. El poder real, no el que se gana en elecciones y tiene que convivir con oposición y prensa.

Por tanto, ayudarlos en este trance, aunque sea para salvar culpas o vergüenzas, es pues una suprema irresponsabilidad.


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