Santiago Pedraglio,Opina.21
spedraglio@peru21.com
Es muy probable que un esquema de este tipo le resulte sencillo de dirigir al presidente. No tendrá que debatir en las reuniones de gabinete, difícilmente habrá opiniones discordantes y los ministros no asumirán ni proyectarán un perfil propio. Sin embargo, así está abandonando un área esencial del acto de gobernar.
¿Qué implicaría ejercer un ministerio asumiendo definiciones políticas? Tener objetivos claros y explicarlos, tomar decisiones que impliquen cambios para conseguir objetivos que se consideren indispensables, y saber sostener y sustentar esas decisiones en el ámbito del gobierno y en el mediático, para conocimiento de la población. Implica no evadir los temas cruciales y comprometerse con un rumbo, ojalá favorable para el país.
Porque el hoy presidente no debería olvidar su compromiso electoral reformista de la segunda vuelta, que se está esfumando debido a su afán de desplazar la política de cambio moderado y privilegiar el discurso “técnico”, con el fin de amoldarse a los requerimientos que exige la gran inversión.
El Ministerio de Cultura, por ejemplo, está directamente involucrado con el derecho a la consulta previa a los pueblos indígenas, cuya lista aún no se ha podido concretar.
¿Cuál es la política con respecto al patrimonio arqueológico e inmueble? ¿Qué se hará en casos como los que plantea el programa de exploración y desarrollo del Lote 88 de la reserva territorial Nahua Kugapakori Nanti, que afecta parte del lugar donde habitan pueblos indígenas en aislamiento voluntario?
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