Fritz Du Bois,La opinión del director
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Así tenemos que uno de los casos más flagrantes de un comportamiento poco ético es el del congresista Diez Canseco, quien presentó un proyecto de ley para modificar la naturaleza de las acciones laborales de las empresas, el cual hubiera llevado –de haber sido aprobado– a que familiares muy cercanos a él fueran beneficiados.
Sin embargo, el informe que la Secretaría de la Comisión de Ética ha elaborado pese a que acusa al legislador de actuar sin transparencia en la presentación de su propuesta, ya que no informó de la considerable inversión que su familia mantenía en acciones de ese tipo, increíblemente sugiere que sea solo amonestado.
Los argumentos que dan para llegar a esa conclusión no parecen muy sólidos, siendo el más curioso el que no hubo infracción porque el proyecto no fue aprobado y nadie resultó beneficiado. Lo cual es como decir que un intento de violación no es un crimen y que para acusar al violador hay que esperar que la violación se haya consumado.
En todo caso, luego del escape de los congresistas Ruiz, Coa y Valqui, ahora tendríamos el de Diez Canseco para ir sumando a la lista de los que se han salvado de ser sancionados, gracias al equivocado espíritu de cuerpo de los parlamentarios.
Después de ello, se sorprenden nuestros ‘padres de la patria’ cuando la aprobación del Congreso se va en picada o cuando el Parlamento figura como la institución más desprestigiada entre los peruanos. Es el inevitable resultado de ser percibidos por el ciudadano como guiados únicamente por el espíritu del ‘otoronguismo’, el cual sigue penando.
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