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Opinión

Albert Einstein, en Monthly Review Magazine, mayo de 1949, decía: “En las condiciones existentes es inevitable que los capitalistas privados controlen, en forma directa o indirecta, los principales medios de información. Así es muy difícil, y en la mayor parte de los casos totalmente imposible, que el ciudadano individual llegue a conclusiones objetivas y haga uso inteligente de sus derechos políticos”.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

El físico nuclear, el sabio, el hombre que deslumbró a la humanidad con revelaciones, que luego se arrepintió de poner en manos de bastardos políticos y belicistas, tampoco se chupaba el dedo respecto al rol que ya cumplían los medios. Ese papel era adaptar el pensamiento del mayor número de ciudadanos en dirección a lo que sería el pensamiento político-económico único en las últimas décadas. Anunciaba por adelantado los grandes monopolios mediáticos como AOL/Time Warner, Viacom, General Electric, Murdoch’s, Bertelsmann y algunas corporaciones menores, pero igualmente dominantes y organizadas para extender, junto con otros medios, bajo la guía de una central (como la SIP, por ejemplo), su influencia. Objetivo declarado: defender la libertad de expresión. Objetivo real: defender los intereses económicos de sus propias creaciones escritas, televisivas o radiales útiles al gran poder económico regional y mundial. Así, por supuesto, como decía Einstein y repetimos ahora, “es muy difícil, y en la mayor parte de los casos totalmente imposible, que el ciudadano individual llegue a conclusiones objetivas y haga uso inteligente de sus derechos políticos”. Después nos preguntamos con fingido horror por qué cada nueva elección política constituye una calamidad moral para muchos de quienes deben emitir su voto.


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