Juan José Garrido,La opinión del director
Noviembre recibe al mandatario con el primer punto de inflexión en la popularidad, subiendo 5 puntos al 35% en nuestro informe mensual de Pulso Perú. Desde ese 60% registrado en abril, han sido 6 meses de caída libre que respondieron básicamente a dos factores marcados: el primero, la ralentización del crecimiento económico y la incapacidad del gobierno de hacer frente al mismo con sentido de oportunidad. El segundo, a la masiva propagación de escándalos políticos, desatinos del ejecutivo y –por supuesto– la explotación de ello por parte de la oposición.
Las desafortunadas declaraciones del expremier Jiménez Mayor dieron paso al cambio del mismo, sirviéndole al presidente como punto de apoyo para revitalizar la figura y levantar así un poco la alicaída aprobación. ¿Tiene sentido, nos preguntamos, que el trueque del premier auxilie así al mandatario? De las respuestas brindadas por nuestros encuestados, pues pareciera que sí. El 48% de los encuestados estaban de acuerdo con la salida del expremier Jiménez, aun cuando el entrante es fundamentalmente desconocido.
En general, y de los resultados de nuestra encuesta, uno podría concluir que la opinión pública mantiene un sentido de vigilancia bastante agudo sobre la clase política. Casi el 85% de la población desaprueba al exmandatario Alejandro Toledo; esencialmente, nadie le cree cuando ofrece disculpas (84% cree que miente), al igual como el 85% instituye que su esposa engañó en el recinto parlamentario.
Y lo mismo ocurre con el exmandatario Alan García. No obstante una mayoría (49% frente a 39%) cree que la real intención de la megacomisión sería buscar la inhabilitación política de cara a las elecciones 2016, más del 70% de la población desaprueba su actitud política.
Por increíble que parezca, es el fujimorismo quien mejor desempeño sustenta, probablemente apoyado en ese 62% que cree, genuinamente imaginamos, que el expresidente Alberto Fujimori se encuentra realmente enfermo, y ese 55% que preferiría verlo sirviendo su sentencia en un ambiente domiciliario.
Estando a dos años de la temporada electoral 2016, el ambiente presenta un singular reto para cada candidatura, empezando por la de Keiko Fujimori, quien se mantiene a la cabeza de la intención de voto presidencial con un 35% (32% si se presenta la primera dama Nadine Heredia).
Para el fujimorismo el reto se encuentra, creemos, en la segunda vuelta: ¿cómo evitarán que se repita el 2011? Es algo en lo que, sin duda, deberían estar pensando, y razón por la cual sorprende en demasía la actitud altanera con la cual se comportan sus principales figuras. Que una mayoría apruebe el arresto domiciliario de Alberto Fujimori es una prueba de generosidad del elector peruano; no obstante, para ganar una segunda vuelta se requiere de más del 50%, razón por la cual esa actitud prepotente será una limitación impenetrable si no se deciden por hacer ese necesario mea culpa.
Finalmente, nuestra encuesta también trae un reto para la pareja presidencial. ¿Candidatear o no candidatear? He ahí un dilema, sin duda. Legalmente, sabemos, no se puede; sin embargo, con 14%, Nadine Heredia sería una contendora de peso en las justas del 2016. Y si bien se ha negado la misma en distintas maneras, 55% cree que sí será candidata (Pulso Perú, octubre 2013). ¿Cómo resolverán esta duda? Por lo pronto, sigamos de cerca qué rumbo impulsa al MIDIS, si uno de corte técnico o uno político: el ingreso de una figura de corte político al MIDIS develará la decisión del mandatari@.
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