12.MAY Domingo, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

La institución más corrupta del Perú, según datos recientes recogidos por Datum para Pulso Perú, es el Poder Judicial. El 85% de los encuestados sostiene que hay “mucha corrupción” en la administración de justicia peruana. Le siguen, en dicho orden, la Policía Nacional (83%), el Congreso (82%), los partidos políticos (78%), y los gobiernos regionales (70%).

Juan José Garrido,La opinión del director
director@peru21.com

Las instituciones “no gubernamentales” son las que exhiben menores niveles de corrupción: la Iglesia (18%), los medios de comunicación (33%), y las empresas privadas (35%). Hay pues un notorio problema de calidad institucional al nivel de la clase política y todo aquello que circunda al estado peruano.

El problema, a estas alturas, ya nos es uno exclusivamente de “calidad” institucional. La baja calidad de las mismas hace notorio –y de manera cada vez más frecuente– lo que podríamos llamar “coordinación” institucional. Para muestra un botón.

El 30 de setiembre se llevó a cabo el operativo “Dédalo 2013” en el cual fueron detenidas 25 personas en el VRAEM. Fue una operación impecable de las fuerzas combinadas en una zona que requiere –de manera urgente– retornar a la paz y al desarrollo.

Entre los detenidos se encontraba David Méndez Torres, alias ‘Percy’, quien es reconocido por diversos testigos como miembro de la organización narco-terrorista de los Quispe Palomino. Era, sin dudas, una pieza clave, identificada por varios testigos y con sendas pruebas en su contra.

No obstante, el día de ayer una jueza (Juan Mercedes Caballero García) abrió proceso a 16 de los arrestados bajo orden de “comparecencia”, ajena al pedido de la fiscal quien pidió mandato de detención. Todo lo ganado en el operativo, parte fundamental en el proceso de pacificación, retrotraído por la inadecuada acción de una sala penal.

Si el Estado no puede coordinar en un hecho tan claro, probado e importante para la seguridad nacional, ¡qué podemos esperar de tramas más complejas como la calidad educativa, la reforma laboral o tributaria, o la informalidad!

Hay mucho trabajo por hacer, y pocas señales de que se está avanzando en ello.


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