Roberto Abusada Salah,Punto de vista
Economista
El próximo viernes 15 conoceremos la cifra oficial del crecimiento de la economía en el mes de setiembre y lo más probable es que nos vuelva a decepcionar con una cifra incluso menor al 4.3% de agosto.
El BCR admite ya un claro enfriamiento y ha procedido a bajar su tasa de interés de referencia al 4% desde el 4.25% que mantuvo constante por dos y medio años. Y lo ha hecho confiando en que las expectativas de inflación futura se mantengan bajas. Sabemos ya que el crecimiento de este año rozará apenas el 5% y estará por debajo de las expectativas del Gobierno, el BCR y la mayoría de peruanos acostumbrados a ver crecimientos de 7% como normales.
En realidad, una tasa de 5% sería considerada extraordinariamente buena en la mayor parte de los países de un mundo que en promedio crecerá este año sólo 2.8%. El Perú habrá crecido más que todos sus pares. Chile, Colombia, Brasil y México, por ejemplo, crecerán 4.3%, 3.9%, 2.4% y 1.4%, respectivamente, y no hay país en toda América, excepto el Perú, que aspire a crecer al 5% en el 2014. El crecimiento potencial, se calcula, está en el orden del 6.3%.
Esto es así porque el Perú tiene aún mucho terreno por recuperar después de su tan pobre performance en las décadas de los setentas y ochentas. En esos 20 años el Perú tuvo una estrepitosa caída en la productividad total de su economía. Esto es, con los mismo recursos de capital y trabajo producíamos menos que en los años anteriores. Y aunque en muchos años invertíamos más, el entorno económico era tan desfavorable –economía cerrada, inflación, déficit, expropiaciones, control de precios, tipos de cambio múltiples, escasez de divisas, deterioro de la infraestructura, estatismo, terrorismo, etc.—que la caída en la productividad restaba en promedio 3.5 puntos porcentuales al crecimiento que podíamos lograr aumentando recursos de capital y empleo.
En cambio, en la década pasada, la productividad total de la economía ha sumado 2.6 puntos a nuestro crecimiento. Nos hemos estado, por así decirlo, poniendo al día respecto de nuestros vecinos. Pero nuestra productividad puede permitirnos aun seguir superando el crecimiento de nuestros vecinos. Lo que ahora requerimos es promover, en lugar de entorpecer, la inversión privada, que en este año ha venido desacelerándose por la inacción del Estado.
En la última década el crecimiento peruano ha tenido como motor la inversión privada y ese motor se viene debilitando porque el Estado ha minado la confianza emprendedora. La burocracia estatal se ha puesto lenta y obstructora y el gobierno, a pesar de los esfuerzos en el Ministerio de Economía, no puede destrabar grandes proyectos de inversión y no se muestra dispuesto a enfrentar a aquellos que promueven sus agendas políticas e ideológicas obstruyendo la inversión y el progreso. El seguir creciendo más que nuestros vecinos, por tanto, depende de nosotros mismos.
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