Fritz Du Bois,La opinión del director
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La arrogancia de los viejos imperios les brotó por todos lados.
Por ello, el núcleo duro de Unasur rápidamente convocó a una reunión presidencial para demostrar solidaridad con Evo y, de paso, darle palo al Gobierno norteamericano. Entre ellos esperemos que no esté nuestro mandatario.
En realidad, Chávez y sus ahijados se ganaron el sitial de sospechosos cuando se hicieron famosos destronando a Corea del Norte y a los Castro como los grandes enemigos –mediáticos– de Washington. Así tenemos que ni bien un fugitivo reconocido a nivel internacional requiere de asilo diplomático, en el acto Maduro, Correa o Evo salen a decir que lo están considerando, aunque no se lo hayan solicitado. Al mismo tiempo, Cristina se pasa las noches narrando en Twitter los pormenores de lo que está pasando.
Por otro lado, a los chicos malos del barrio la confrontación con Washington les da buenos resultados. Pueden desviar la atención de su pésimo manejo económico o del recorte en la libertad de expresión de sus ciudadanos. Sin embargo, lo logran a costa de ir creando una imagen de extremismo para los sudamericanos, lo que, sin duda, también salpica a los vecinos que no están involucrados.
Al final, sería iluso pensar que viviendo en un vecindario que –ante el radicalismo de algunos de sus líderes– da la impresión de estar convulsionado, los flujos de inversión no se verán afectados. En todo caso, debemos tratar seriamente de desmarcarnos ya que, a diferencia de ellos, nosotros sí estamos avanzando, aunque será difícil hacerlo mientras Humala siga presidiendo Unasur. El año que ha estado a cargo nos ha costado caro.
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