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"Combate es una síntesis del Perú"

“Me divierto mucho siendo conductor porque soy yo mismo. En Combate se ve mi versión más juguetona, y en Fábrica de sueños me acerco más a lo que soy en el día a día”, nos dice Gian Piero Díaz, una de las figuras de ATV.

Foto: David Vexelman.
Foto: David Vexelman.

Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Gian Piero Díaz es actor, conductor de Combate, empresario y, hoy, embajador de P&G. En esta charla hablamos de sus múltiples facetas.

Te recuerdo como actor de una telenovela mexicana…
Llegué a trabajar con Angélica Aragón. Me sentí muy bien porque, por ejemplo, aquí la promocionaron como la telenovela en la que actuaba un peruano. Me fui allá a trabajar y a estudiar.

¿La pasaste bien en México?
Sí, viví días de muchísimo aprendizaje, intensos. Travesuras del corazón, en la que actué acá, fue transmitida por TV Azteca. Ellos decidieron hacer una convocatoria internacional para sus nuevos proyectos. Patty Pereyra, muy amiga mía, me recomendó, y seis meses después me convocaron.

¿Quisiste quedarte?
Sí, pero en unas vacaciones en Lima conocí a la que hoy es mi esposa (risas). Ya llevaba tres años en México, tenía un contrato por 300 horas de grabación, y justo me llamaron para regresar, pero decidí quedarme… por amor.

¿Fue una buena decisión?
A la larga, sí. El camino fue duro, pero eso lo hizo más sólido y más apreciable. La internacionalización es un objetivo válido, pero cuando el camino es tan corto e inmediato, puede desaparecer rápido. Hay que ir despacio. Así la carrera se hace a largo plazo.

Sigues teniendo cara de niño bueno…
Y ya tengo 37 años, pero es una cosa genética y de actitud hacia las cosas. Hay que tener los pies en la tierra para darse cuenta de cuándo hay que mirar hacia otro lado. Por eso, para mí es muy importante conducir un programa como Fábrica de sueños (sábados, 8 p.m., ATV). Sé que no seré joven toda la vida y que no podré conducir un programa juvenil mucho tiempo más.

Tienes noción del ridículo…
En esta chamba, lo que hay que tener es la mejor noción del ridículo, solo así sobrevivirás (ríe).Claro, hay que ser consciente de que todo tiene su tiempo.

¿Combate recibe más críticas de las que merece?
Si bien Combate y Esto es guerra son dos programas de entretenimiento que van en el mismo horario, no me gusta cuando los ponen en el mismo saco. Si alguien los ve por separado y los evalúa, observará sus virtudes y defectos pero, sobre todo, sus diferencias.

¿Combate tiene más cosas buenas que Esto es guerra?
No, somos diferentes, y lo bueno lo determina el público. Yo me siento orgulloso de formar parte de Combate, donde hay cosas que no permitimos. Hay que ser responsables en lo que les ofrecemos a los jóvenes, y nosotros siempre tenemos un mensaje positivo, una frase alentadora hacia ellos. Siempre he dicho que Combate es una síntesis del Perú: una combinación de todo. No vendemos la perfección, pero resaltamos las virtudes de las personas. Lo manejamos con humor, no hay nada drástico: somos un programa familiar.

¿Lees las críticas?
No, porque yo mismo soy muy crítico respecto a Combate y, con eso, me basta y me sobra. Las redes sociales les han abierto las puertas a muchas personas que escriben desde el odio y el resentimiento, y a ellas no hay que prestarles atención. Este trabajo es como cualquiera, y el
feedback inmediato debe ser el público que te ve, que te saluda en la calle, que es el más honesto, pues no tiene el anonimato de las redes sociales, donde cualquiera opina.

Dicen que programas como Combate nos muestran la decadencia de la TV peruana.
Insisto, nos meten a todos en un mismo saco, y eso no es justo. Nosotros hacemos muchas campañas sociales y castigamos toda indisciplina. Hoy me siento tranquilo. Hace poco, en Fábrica de sueños reunimos a personas que no se veían hacía 35 años, gente que había sido separada por el terrorismo, y con este programa hicimos 14-15 puntos de rating, mientras que en otra pantalla salía una persona que decía que no quería a sus hijos y hacía 30 puntos. He allí la diferencia: nosotros apostamos por una televisión blanca, donde lo que pasa siempre es bueno, positivo, sin escándalo. Hay que reeducar a las personas. No todo debe ser escándalo o morbo para salir adelante.

¿No extrañas el buen ambiente del teatro?
Sí, pero tengo otras ambiciones profesionales. Si bien el teatro te puede hacer 100% querido, también puede ser muy cómodo, y yo he decidido diversificarme. Ahora que soy ‘embajador’ de Procter & Gamble promuevo ‘El camionazo P&G’, una campaña en la que le remodelamos la casa a una familia, la enviamos de vacaciones y le regalamos productos. Cómo no sentirme contento con algo así, si esta es una televisión con valores.

Eres un empresario…
Sí. Tengo una productora, Tondero. Allí le saco provecho a lo que conozco durante años. Produjimos Asu mare, la película de Carlos Alcántara, y antes hicimos cintas más festivaleras como Casa dentro, de Joanna Lombardi. Tenemos proyectos en cine, teatro y televisión, y hemos ido creciendo por el gran talento que hay en el Perú.

AUTOFICHA

- Si uno tiene demasiada exposición en la pantalla, lo mejor es mantenerse al margen, porque lo más importante que puedo mostrar es mi trabajo en televisión.

- En Argentina, la embajadora de P&G es Susana Giménez; en Chile, Cecilia Bolocco; aquí, yo. No entiendo por qué me han elegido (risas).

- Tengo 37 años, estoy casado, tengo una niña de dos años. Mi hobbie es cocinar, y lo hago para mi esposa e hija, quien ya sabe decir “Combate es bacán” (risas).


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