Aprender a aceptarlos

Hay un programa de televisión nacional en el que diversos jóvenes pasan un casting. Un severo jurado, integrado por tres personalidades del baile, el canto y la actuación, es el encargado de evaluar su talento. Un factor común en muchos de ellos es que, a pesar de que el arte era su verdadera vocación, estudiaron una carrera profesional ‘tradicional’, como Derecho, Periodismo o Administración. ¿Por qué? Porque así lo querían sus padres.

Esta coincidencia revela algo importante: que muchos padres son capaces de imponer su visión del mundo por encima de los deseos de sus propios hijos. Es decir, si un muchacho de 17 años quiere ser bailarín, lo más probable es que papá o mamá pongan el grito en el cielo y que lo convenzan –u obliguen– a estudiar algo que “realmente dé de comer”. Sin embargo, esta mirada resulta equivocada. “La meta de los padres es criar hijos con una saludable autoimagen y autoestima, ingredientes vitales para ser exitosos en la escuela y en la vida”, escribe Jane Brody, experta en ciencia y salud, en un artículo publicado en The New York Times. Brody considera que, a fin de cuentas, lo más importante es que los padres valoren la identidad de sus hijos y sus particularidades, y que los apoyen a la hora de fortalecer sus talentos. No es recomendable intentar moldearlos y convertirlos en seres que no son.