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"Antes eran los libros; hoy, las series de TV"

Siempre quiso ser cineasta y se sirvió de la literatura para abrirse paso en el cine y lo logró. Conversamos con este narrador chileno que estuvo en nuestro país. Lea y vea la versión completa de esta entrevista en perú21.pe.

Foto: Jaime Cabrera.
Foto: Jaime Cabrera.

Alberto Fuguet,Escritor y cineasta
Autor: Jaime Cabrera.
jcabrera@peru21.com

Escritor y cineasta, aunque tal vez más justo sería llamarlo narrador. Alberto Fuguet estuvo en Lima para presentar su cuarto largometraje, Locaciones: Buscando a Rusty James, y su libro Cinépata (Alfaguara).

Tu última película es un tributo a la Ley de la calle, de Francis Ford Coppola, y dices que este filme no te hizo realmente escritor sino que te dio una voz, algo importante para un narrador…
Encontrar una voz es lo único importante, y mi impresión es que es lo único que importa para cualquier persona. Porque voz significa también estilo, identidad, personalidad… al final, alguien que no tenga voz va a terminar siendo un número.

Si bien dices que te nutriste del cine para escribir y que utilizaste sus técnicas para tus novelas, a nivel literario mencionas a Mario Vargas Llosa. Si la película de Coppola te dio una voz, ¿qué te dio leer Los jefes, Los cachorros y La ciudad y los perros?
Cuando me encontré con esos libros me parecieron buenos y, sobre todo, verdaderos. Sentía que esos libros me hablaban y que Vargas Llosa no mentía. También me influyó Conversación en La Catedral, y cuando estudiaba periodismo, al leer La tía Julia… me decía: “Este tipo sigue mi biografía, escribe todo lo que necesito”.

Tu primera novela, Mala onda, ahora la leen en los colegios de Chile. Cuando salió el libro, un crítico lo calificó de “bazofia”. ¿El tiempo te ha reivindicado?
Sí, y como que sonrío ahora. Yo creo que los lectores chilenos habían leído libros mucho más fuertes y controversiales; pero, al verse a sí mismos retratados, les provocó una molestia.

¿Y realmente te afectaron mucho las críticas?
Sí, me aterró y me volví paranoico –creo que todavía tengo algo de eso–. Pero después me di cuenta de que el libro empezó a funcionar, y era una cosa extraña cómo empezó a tener otros lectores que no seguían al mundo oficial literario. Mala onda va a cumplir 22 años y sus lectores tienen menos años que el libro.

¿Qué es más importante: un buen personaje o tener una buena historia?
Me parece que el personaje es primero y que luego se debe encontrar la mejor historia para que ese personaje pueda hablar, confesarse y emocionarte…porque de lo contrario sería un best seller y se hace algo como Dan Brown, cuyas historias no son tan malas sino que no te las crees. En resumen, más importante es el personaje, y la historia es el soporte.

Sostienes que la literatura actualmente tiene problemas y que no todo el mundo lee. ¿Cuáles son esos problemas?
El principal es la obsesión por vender, por ser best seller. Luego, al no ser el arte del siglo XXI, es un arte minoritario, ya no eres el ‘rey del mundo’ y escribes como para los últimos lectores. A mí me parece insólito que quieras entrevistarme porque los libros ya no son un tema; lo son los realitys, el cine. Pero lo fascinante es que, al ser un arte minoritario, se pueden hacer más experimentaciones y está la posibilidad de ser un poco más anónimo y de escribir para ciertas personas.

Culpan a Internet y a las series de TV de desplazar a los libros…
Bueno, es la suma de las tecnologías. Recordemos que, antiguamente, todo el mundo leía libros y, cuando llegaban los barcos, el pueblo iba en masa a esperar el cargamento de libros. Hoy, el equivalente a eso son las series de TV como las que dan en HBO.

¿Cómo enfrentas ahora la disyuntiva de si una idea es para escribirla o para filmarla?
Creo que nunca me ha ocurrido. Es como los bebés: unos son hombres, otros mujeres, aunque algunos nacen transgenéricos.

¿Qué tan beneficioso fue el boom latinoamericano?
No lo sé. Supongo que mucho. Hay autores increíbles, libros increíbles. A mí me encantan sobre todo los que yo llamo la segunda división, aquellos de los que poco se habla. Allí están Cabrera Infante y Manuel Puig, quien comparaba ese fenómeno con las reinas de belleza. Me parece que todo era manipulado desde Barcelona.

¿Qué es más poderoso: un buen libro o una buena película?
Depende de la persona y del momento, aunque debería ser un libro porque tú eres más partícipe, pero no sé… A mí, por ejemplo, La ley de la calle me cambió la vida, pero todo el tiempo aparecen películas o libros que te impactan porque los viste o leíste en el momento adecuado.

Decías que, antes de cumplir los 40, querías consolidar tu carrera literaria para dedicarte a hacer películas. A un año de cumplir los 50, ¿te sientes satisfecho con tus libros y tus películas?
Sí, y podría retirarme. No quiero retirarme, aunque al final nunca lo voy a lograr o quizás sí. Me gustaría parar un poco porque siento que soy un poco ansioso. Aunque con el cine me parece que es un negocio para jóvenes, como el boxeo: un boxeador de 40 es peor que uno de 20. En literatura, por ejemplo, me impactó lo de Philp Roth. Cuando anunció su retiro, me pareció que había quebrado un tabú.

¿Dirías ahora que el cine te ha reafirmado como escritor?
Sí, of course, y me ha mejorado.

AUTOFICHA

- Nací en Santiago de Chile en 1964. Mis padres me llevaron a Los Ángeles (EE.UU.), donde viví hasta los 12 años. Mi escuela quedaba cerca de los estudios de cine.

- Estudié Periodismo para ser crítico de cine, pero esta carrera no me llenaba. Estuve en el taller literario de José Donoso y me expulsó.

- Vengo trabajando en mi quinta película, que se llamará Invierno. A fines de junio en Chile saldrá publicado Tránsitos, un libro en el que escribo sobre libros y escritores.


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