Carlos Basombrío,Opina.21
cbasombrio@peru21.com
También, por lo mal que ha caído la incursión del Partido Aprista y al hecho de que incluso Luis Castañeda es visto –según las encuestas– como un lastre para el Sí.
Ojalá el 17 de marzo las dos curvas se hayan cruzado. Se le ahorraría a Lima muchos problemas.
Para empezar, el que nadie más se atrevería a hacer reformas indispensables pero que no dan popularidad de corto plazo y se buscaría la foto fácil para evitar a los buitres siempre al acecho.
Pero veamos la foto de hoy: la alcaldesa sería revocada pese a que entre el 40% y el 46% quiere lo contrario. Es decir, se echaría del cargo a quien ganó con 32% de los votos y ahora cuenta con el respaldo de un 10% adicional. Pero sigamos con los absurdos: ¿por qué hubo firmas suficientes? Pues por una ley “especial” para Lima.
En todo el país se requiere que uno de cada cuatro electores firme el padrón electoral. En Lima, bastan 400 mil (¡1 de cada 16!) en lugar de 1’ 593, 072, que son las firmas que se necesitarían si la ley fuese igual para todos.
Una perla más: ¿por qué tenemos una cédula sábana que nos va a hacer pasar toda la noche contando resultados de 40 revocatorias?
¿Si estaban contra Villarán, por qué no corrieron firmas sobre ella o su grupo y dejar a la oposición tranquila? La mezquina razón: necesitaban asegurarse que un tercio de los regidores saliese para que se convocase nuevas elecciones y mientras más posibles revocados haya, más fácil conseguirlo. (¡Castañeda papá pide revocar a Castañeda hijo!).
Así sea solo por esa noche absurda en vela, los miembros de mesa debiéramos decirles No a los “pragmáticos” revocadores.
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