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Santiago Roncagliolo: “Yo busco transmitir emociones”

El ganador del Premio Alfaguara analiza los mecanismos del poder en su última entrega literaria.

El escritor peruano nos habla de La pena máxima, su nueva novela. (USI)
El escritor peruano nos habla de La pena máxima, su nueva novela. (USI)

Gonzalo Pajares (gpajares@peru21.com)
“Quería contar la historia de un hombre que nace en una guerra y muere en otra, de alguien que no puede escapar ni de su destino ni de su pasado, pero no me salía. La empecé varias veces, cambié de protagonistas y, mientras me deprimía, el fiscal Chacaltana, el mismo de Abril rojo (la novela con la que ganó el Premio Alfaguara), se me apareció y me dijo: ‘Chico, yo soy la solución a tus problemas’. Le respondí que no quería ser su rehén. Y me replicó: ‘¿Quién estuvo en el lugar de los hechos en el 78?’. No me quedó otra que darle la razón y volverlo a usar como personaje literario. Con él en la historia, todo fluyó (ríe)”, nos explica Santiago Roncagliolo, quien ambienta su última novela, La pena máxima (Alfaguara), durante las dictaduras de Videla, en Argentina, y Morales Bermúdez, en el Perú. Como fondo, Argentina ganaba un mundial de fútbol y ejecutaba el siniestro ‘Plan Cóndor’.

¿Te gusta escribir sobre política?
En un momento me pasó que, por escribir sobre política, ya me estaba convirtiendo en un político (ríe). Un día vi mi agenda y tenía una mesa redonda con Felipe González y un evento en la Unión Europea. Entonces me dije: “¿Qué tiene que ver esto con ser escritor?”. Yo escribo sobre política para desafiar una versión de las cosas: el terrorismo, el lobby del partido comunista en París, etcétera. Y si te metes con el poder, el poder se las cobra, a tal punto que en algún momento tuve tres abogados, escándalos en la prensa. En un momento me dije “basta”, y volví a ser aquel tipo que, encerrado en su cuarto, crea historias.

¿Y por qué vuelves a escribir sobre política?
Me he consolidado como escritor y soy un autor versátil, y la política me interesa. Los grandes temas de la literatura son el amor, la muerte, el poder, la soledad… y la política tiene que ver con el poder. Y mira cómo son las cosas: el fútbol siempre me interesó como fenómeno de masas y cómo los políticos lo usan para manipular a la gente. En ese contexto, salió la denuncia contra Morales Bermúdez por su colaboración con la dictadura argentina. Y, claro, él lo negó… Entonces, me dieron unas ganas de mostrar su mentira.

Tú tienes fuentes de primera mano sobre lo sucedido en aquella época, ¿no es verdad?
Es historia de mis padres, de sus amigos. Por mi casa pasaban muchos refugiados de Chile y Argentina, y las historias sobre los secuestros que habían sufrido, de sus desapariciones, las escuché siempre en casa. Nosotros tuvimos suerte.

Entonces, utilizas la ficción para contar una historia ‘real’…
Mi novela bucea en aquellas zonas oscuras donde el periodismo no puede llegar. Un periodista necesita datos, hechos objetivos, pero no llega a mostrar las verdaderas intenciones y sentimientos de la gente. Uno puede leer un reportaje y conocer los hechos, pero una novela te transmite emociones, te hace ser parte de la historia… y, cuando sientes algo, es más difícil que lo olvides. Los datos son racionales; en cambio, las emociones apuntan a lo más profundo de nuestra psique.

¿Sientes que a los peruanos no nos gusta conocer la verdad?
Mi mirada del Perú es positiva, quizás porque vivo en Madrid y veo allá sí un proceso consciente de amnesia, de olvido, de negación de la realidad, por ejemplo, lo sucedido en la Guerra Civil Española. Acá, en cambio, hemos sido capaces de meter presa a la cúpula senderista y emerretista, pero también a la que nos gobernó en los 90: Fujimori, Montesinos y sus secuaces. Por eso, siento que en algunas cosas somos ejemplares. Igual, a todos nos pasa que negamos los sitios oscuros de nuestro pasado. Lo que sí es grave en el caso del Perú es que a algunos dictadores los elegimos libremente.

¿Y cómo ves el poder en el Perú: siempre nos siguen gobernando los mismos?
El poder no ha sido estable en nuestro país; al contrario, ha cambiado mucho. Este poder fue, hasta el 90, monolítico, pero los gobiernos de Fujimori, antes, y hoy Humala son manifestaciones de un cambio enorme. Eso sí, el poder económico se ha mantenido: cuando hay crisis, el Estado corre a salvar a los bancos, no a la gente. El capitalismo le ganó al socialismo, ¿no? (ríe).

Justamente tú abordas ese episodio en tu novela…
Quería mostrar ese mundo bipolar que regía hasta casi los 90, y me propuse buscar los grises que había entre los dos polos. Igual, el poder ha cambiado: antes los ricos ponían dictadores, hoy buscan alianzas con los gobernantes elegidos… los casos de Toledo, García y Humala son muy elocuentes en este sentido.

DATOS

- Santiago Roncagliolo nació en Lima en 1975.

- Estudió Literatura en la Universidad Católica.

- Ha escrito guiones de telenovela, obras para niños y piezas de teatro.

- Ganó el Premio Alfaguara de Novela por Abril rojo.

- Entre sus obras destacan las novelas Pudor, Óscar y las mujeres, Tan lejos de la vida, Memorias de una dama y El príncipe de los caimanes.

- Su novela Pudor fue llevada al cine por los directores españoles David y Tristán Ulloa.

- Vive en Madrid.


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