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Retos del desarrollo económico y más oportunidades para todos

El mayor crecimiento económico ha permitido una reducción marcada de la pobreza. Sin embargo, la desaceleración podría poner en riesgo la situación económica de los sectores vulnerables.

Ayacucho. A unos 3,300 m.s.n.m., se encuentra el centro poblado de Andamarca. (USI)
Ayacucho. A unos 3,300 m.s.n.m., se encuentra el centro poblado de Andamarca. (USI)

Una revisión detallada de las últimas investigaciones nos permite concluir que la inversión privada es el principal motor del Producto Bruto Interno (PBI), el indicador más difundido para medir crecimiento económico. Este es la suma de todos los bienes y servicios que se producen. Si las tasas de incremento del PBI superan a las de la población, el PBI per cápita aumenta; es decir, el ingreso promedio de los trabajadores sube.

El PBI peruano en los últimos tres gobiernos alcanzó un promedio anual de 6.12%, hasta el 2013. Si se incluye en el análisis el dato del 2014, esta tasa cae a 5.8%, pero aún sigue siendo un desempeño impecable.

Así, Perú puso el pie en el acelerador, con el fin de que esta mayor producción sirviera para más consumo e inversión de la población. No obstante, esta es una medida monetaria del crecimiento que presenta al menos dos limitaciones: la primera es que más dinero no significa necesariamente que la población esté satisfaciendo sus necesidades; y la segunda que evalúa el ingreso promedio, lo que no garantiza que todos los hogares estén mejorando.

Por eso es necesario usar el índice de desarrollo humano (IDH), que incluye, además del ingreso, la satisfacción de las necesidades básicas (acceso a educación y salud). El IDH del Perú en el 2014 fue 0,737, y con ese dato se ubicó en la posición 82 de 187 países. Si bien en valores absolutos el Perú ha mejorado, en términos relativos, en el 2001 se hallaba en el puesto 73 de 162 países (manteniéndose en el mismo percentil). No obstante, este sigue siendo un índice promedio y lo que nos interesa es evaluar si la mayoría de hogares, sobre todo los más pobres, están mejor que antes.

Para ello se usa el IDH ajustado por desigualdad, que mide cómo los logros de ingreso y acceso a servicios básicos se distribuyen entre la población.
Así, al considerar las brechas en salud, educación e ingresos que aún persisten en el país, el IDH ajustado por de-sigualdad se reduce a 0,562; lo que refleja que aún el acceso a los servicios básicos sigue siendo más inequitativo que el promedio internacional.

MENOR POBREZA Y PROGRAMAS SOCIALES
Se puede concluir, entonces, que la actividad económica y que el acceso de los hogares a los servicios básicos han mejorado. Si se observa el nivel de la pobreza, esta se ha reducido en promedio a tasas del 6% anual. Según los expertos, hasta el 2014 el 75% de esta contracción obedeció al mayor crecimiento del PBI. Sin embargo, el desarrollo de programas sociales (PS) es importante porque permite que la población vulnerable cuente con más oportunidades y que la distribución de la riqueza sea más equitativa. Así, el índice de GINI (donde 0 significa perfecta igualdad y 1, perfecta desigualdad), se ha reducido de 51.9 en el 2001 a 44.4 en el 2014.

PERÚ PAÍS DE CONTRASTES
El Perú es un país de contrastes marcados. Y esto es válido en la propia capital, como en un recorrido por el interior. En Lima, a 30 minutos del Centro Histórico, se encuentra San Juan de Lurigancho y en este distrito aún es posible hallar pueblos jóvenes en los que no hay agua ni desagüe, donde los niños deben transitar un camino sin asfaltar al menos 15 minutos para asistir al colegio más cercano. Uno de estos es el asentamiento humano San Juan Bautista, en el que la mayoría de pobladores son migrantes, de bajo nivel educativo y con hijos pequeños. El ingreso promedio por persona es mayor a 750 soles y cinco de cada diez son trabajadores dependientes. Buena parte de la población aún no tiene título de propiedad, pues estos predios fueron invadidos en los últimos diez años y se encuentran en proceso de formalización.



A 30 MINUTOS de Lima. Asentamiento San Juan Bautista. (Perú21)

En Carmen Salcedo, capital de Andamarca, en Ayacucho, la única vía de acceso es terrestre y se necesitan 14 horas para arribar. La gran mayoría de viviendas son de adobe y nueve de cada diez se encuentran inscritas en los registros públicos. El grueso de la población es mayor de 50 años y es quechuahablante; la principal actividad económica es la crianza de ganado, y desde hace dos años, la producción de queso.

La población tiene acceso a agua, electricidad e Internet; pero un grueso de los jóvenes ha migrado en busca de nuevas oportunidades de empleo. El ingreso promedio declarado es superior a 600 soles, aunque el trabajo es básicamente informal, sin acceso a CTS ni a la cobertura de pensiones.
Se está terminando la construcción del primer policlínico, pues antes, para ser atendido, un poblador debía trasladarse a Puquio, la ciudad más cercana, a dos horas de distancia en auto.

En ambas situaciones es probable que los habitantes de San Juan Bautista y los de Carmen Salcedo aún no se vean beneficiados por el incremento del PBI y que sigan viviendo, en el primer caso, sin acceso a agua y desagüe; y en el segundo, sin un empleo adecuado.

El rol de los PS es contribuir a crear condiciones que igualen las oportunidades. Como señala Jhon Rawls, en Teoría de la justicia, se debería aspirar a que, independientemente del hogar en el que nazca un niño, sea este pobre o rico, cuente con las mismas condiciones para salir adelante.

María es una de las beneficiadas de la primera promoción del Colegio Mayor, fue elegida entre los mejores alumnos y vino a Lima desde Amazonas. Culmina la carrera de Economía en una universidad privada (totalmente becada) y realiza sus primeras prácticas preprofesionales. Trabaja 30 horas por semana, tiene un contrato de trabajo con un seguro. Sin duda tiene un futuro prometedor, pero también siente que le gustaría ayudar a su familia para que este esfuerzo tenga sentido.

Entonces, ¿Cómo logramos que el pobre deje de serlo de manera permanente, tanto él como sus siguientes generaciones? La respuesta a esta pregunta permitirá un desarrollo inclusivo.


SEGÚN INEI

  • El mayor nivel de pobreza está en el grupo de departamentos de Amazonas, Ayacucho, Cajamarca y Huancavelica, con niveles entre 47,4% y 52,3%.
  • El menor nivel de pobreza se encuentra en el grupo de departamentos de Arequipa, Ica y Madre de Dios con niveles entre 2,5% y 7,8%.
  • En el año 2014, la mayor reducción de la pobreza extrema se dio en la sierra y selva. En la sierra, bajó al 9,2% y en la selva al 6,1%.
  • 103,000 pobladores, dejaron de ser pobres extremos. La mayoría de estos pertenecen a las zonas rurales del país.

Por Giovanna Prialé (giovanna.priale@peru21.com)


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