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Metro de Lima: Ejecución subterránea de Línea 2 no generará caos vehicular

Proinversión señala que debido a la profundidad de la construcción, se limitará el impacto negativo en el medio ambiente y en el aspecto cultural.

Metro de Lima: Ejecución subterránea de Línea 2 no generará caos vehicular. (USI)
Metro de Lima: Ejecución subterránea de Línea 2 no generará caos vehicular. (USI)

Proinversión informa que el diseño del proyecto Línea 2 y Ramal del Metro de Lima y Callao minimizará el tiempo de la afectación en el tránsito vehicular y en la prestación de los servicios públicos en su etapa de construcción. Por el contrario, indican, si se hubiese optado por un diseño de Metro por viaducto o por “trinchera cubierta” (subterráneo de solo 6 ó 7 metros de profundidad) generaría caos vehicular y afectaría los servicios públicos en la etapa de construcción en toda la ruta de la Línea 2.

Según expertos contratados por ProInversión, la construcción de un túnel para un Metro cuya profundidad va de 10 a 25 metros –tal como está diseñado la Línea 2 del Metro de Lima- minimizará las interferencias con la infraestructura existente (viaductos, puentes vehiculares y peatonales), garantizando la implementación de una solución moderna y segura para los usuarios.

“El Metro subterráneo, en la etapa de construcción, no afectará entre estación y estación las vías por las que va a pasar. En cambio, para construir un viaducto o una trinchera cubierta sería necesario cerrar por ejemplo la Carretera Central, Nicolás Ayllón, Av. 28 de julio, la Plaza Bolognesi, Av. Venezuela, parte de la Av. Colonial y luego la Av. Faucett. Esto generaría caos vehicular adicional al que existe hoy en Lima; sería intransitable, porque no hay vías alternas amplias”, opinó Christy García Godos, jefa de Proyectos Ferroviarios de ProInversión.

Además, la ejecución y la operación de la Línea 2 –debido a los 20 metros de profundidad promedio- limitará el impacto en el medio ambiente, es decir habrá menor contaminación sonora y visual, no dañará la calidad del aire, ni provocará vibraciones, y no tendrá mayor impacto negativo en el aspecto cultural (restos arqueológicos, museos, monumentos) a diferencia de un viaducto o trinchera cubierta. También el Metro Subterráneo de dicha vía minimizará las afectaciones a través de servidumbres, expropiaciones, lucro cesante y otros costos vinculados a la etapa constructiva.

Se optó por un Metro subterráneo porque, además, minimizará los tiempos de ejecución del proyecto, dado que el método de excavación con tuneladora TBM tiene un rendimiento de 15 metros lineales por día, mientras que el método convencional tiene un rendimiento de 1 metro lineal por día.

Otro factor que contribuyó a decidir por un túnel subterráneo es que, en Lima, el perfil natural del terreno Este-Oeste tiene pendiente descendente hacia el Callao, siendo más eficiente técnicamente construir un túnel que descienda en paralelo con la pendiente natural, que forzar el trazado para implementar soluciones en viaducto.

Lo anterior, incluso, implicaría mayores costos de operación por el mayor consumo de energía que requerirían los trenes (elevarlos primero y bajarlos después). De otro lado, se agregan mayores costos de mantenimiento al requerirse equipamiento de sistemas en la sección en viaducto de características diferentes a las que existen dentro de la sección en túnel.

NO ES POSIBLE MIXTO
Por las anteriores consideraciones tampoco es viable un sistema mixto: subterráneo–viaducto o subterráneo-trinchera cubierta. En el caso de trinchera cubierta el avance es más lento que con subterráneo: obteniéndose por cada frente de trabajo 6 metros diarios con trinchera cubierta versus 15 metros con tuneladora (metro subterráneo).

La trinchera cubierta requiere de una zanja de 10 metros de ancho, más el espacio físico en superficie para los equipos y materiales, siendo difícil encontrar en el trazo una zona donde se disponga de un área y que no implique encontrar problemas de expropiaciones, redes de agua y electricidad, restos arqueológicos, entre otros. De acuerdo a la experiencia histórica, resolver estos temas suele tomar tiempo con el consiguiente inicio y entrega de obras.

El caso del viaducto elevado tiene elementos comunes con la trinchera cubierta en temas como expropiaciones y redes de agua y electricidad, como ya se mencionó.

En ese sentido, no hay forma de garantizar el cumplimiento de los plazos de ejecución del proyecto (62 meses) y de manera segura en un suelo con características geotécnicas e hidrogeológicas complejas como las que tiene el Proyecto por medio de otros métodos que no sean por excavación mecanizada con TBMs.


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