“Soy LeBron James, de Akron, Ohio. Ni siquiera tendría que estar aquí”, dice con humildad el mejor jugador de basquetbol de la actualidad poco después de liquidar a San Antonio Spurs en el séptimo partido de la final (4-3) de la NBA. La noche del jueves, luego de 37 puntos y 10 rebotes para el 95-88 sobre los texanos, ‘King’ se graduó de héroe una vez más y despejó fantasmas. Ya no es más un hombre de un solo anillo, aquel que perdía por goleada frente a figuras tan grandes y mediáticas como Michael Jordan (6 títulos) y Kobe Bryant (5).
El fenómeno de Akron ya está al nivel de Jordan en una estadística que no es menor: son los únicos que han conseguido dos anillos seguidos acompañados de los títulos de MVP de la temporada regular y MVP de las finales.
Ni siquiera un entendido como Carlos Morales, comentarista principal de las transmisiones de ESPN, puede apostar a que James no llegará al nivel de ‘Air’.
“Hay que esperar a que termine su carrera para ver si fue tan bueno como Jordan. Pero hoy es el mejor. Tiene una habilidad casi sobrenatural para alguien de su estatura. Combina fuerza y potencia con una enorme destreza para driblear, lanzar e ir al aro. Y, a diferencia de Jordan y Bryant, es capaz de jugar en las cinco posiciones (escolta, alero, base, pívot y ala pívot). Jordan no podía jugar de pívot ni de ala pívot”, señala el especialista.
La historia dice que a los 9 años se enamoró del básquet y dejó el fútbol americano. Que en 2003 fue elegido por Cleveland Cavaliers en el draft de la NBA. Y que, tras perder el anillo de 2007 con los mismos Spurs, llegó a Miami Heat para tropezar (en la final de 2010 ante Dallas) y levantarse como un grande. Muestre las manos, LeBron. ¿Cuántos anillos más se pondra?
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