Bryan Huamanlazo es la última víctima de la violencia en nuestro fútbol, lo que aleja al público de los estadios. ¿Pero es posible erradicar este mal? A continuación le mostramos cómo se lucha contra este flagelo en algunos países de Sudamérica y qué resultados se ha tenido.
En Colombia se dispuso cerrar las fronteras de cada ciudad a las barras de equipos que llegan de otras partes del país. Otra norma fue que un club juegue a puertas cerradas si su barra provoca disturbios.
En Chile, la ANFP y el gobierno impusieron el programa Estadio Seguro, que ha controlado la violencia con medidas como el registro de cada hincha mediante sus datos personales y su huella digital antes de entrar a algún recinto. Además, para cada encuentro los clubes contratan a compañías de seguridad privadas.
En Ecuador se ha instalado cámaras de seguridad en todos los estadios, se juega a puertas cerradas o en otra cancha si la barra de un club hace problemas. Asimismo, las diferentes hinchadas que están empadronadas firmaron un pacto de no agresión.
LA OTRA CARA
En Argentina, desde el 2013 en la Primera División se juega solo con hinchada local en los estadios, esto debido a la muerte de un hincha de Lanús a causa de un disparo hecho por la policía. Pero ni eso detiene la irracionalidad de los ‘barrabravas’ que luchan por el control de su propia barra, tal como pasó hace poco cuando hinchas de Quilmes se agarraron a golpes en la tribuna, en pleno partido con All Boys.
En Uruguay se estudia quitar entre 3 y 12 puntos a los equipos cuyas hinchadas causen desmanes.
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