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El año del terror para los compadres

Alianza Lima y Universitario fueron una vergüenza en este 2012. Aquí algunas razones de ello.

(USI)
(USI)

Carlos Bernuy
cbernuy@peru21.com

Una mala película tiene actores que no atrapan, guión que no convence, a veces excesiva duración y un final de espanto. Alianza Lima y Universitario lanzaron sus películas versión 2012 y fueron un fiasco. Un desastre de taquilla, carne de cañón para los leones de la crítica y una estafa para sus hinchas, que han desperdiciado tiempo y dinero para alentarlos.

Los íntimos jamás estuvieron juntos. Comenzaron con un plantel y a los pocos meses todos fueron abandonando el barco. Lógico, no se pagaban los sueldos y algunos jugadores casi se mueren cuando les dijeron que si querían quedarse, aceptaran ganar menos. No existía un sponsor en el pecho y hasta la camiseta no gustaba. Con un entrenador sin experiencia, apelando a jóvenes como salvadores, Alianza terminó evitando el descenso porque en el fútbol peruano aún existian Cobresol y Boys.

Con una dirigencia terrible, que se peleó con los socios, que fue acusada de todo, el club nunca tuvo cabeza. Se atrasó en pagar las deudas con la ADFP y la Agremiación y perdió puntos en mesa que algunas veces ganó en cancha. Fichó jugadores sin rendimiento positivo como Rabanal, Viza, Curiel, Navarro y Corrales. Dejó ir lo poco bueno que tenía como Meneses y Arroé y mantuvo a veteranos como Jayo.

Soto, que hizo lo que pudo, demostró que puede ser llamado para una emergencia, pero no para aspirar a algo grande en un torneo y no debería seguir en el 2013. Seguramente hay empresas que quieren invertir en el club aliancista pero ¿cómo hacerlo si es un desastre?. Alianza tiene que manejarse como empresa, con el fútbol como producto, pero hay que mejorar ese producto, o a la tercera se irá a la baja.

Universitario es lo mismo. Nolberto Solano fue un técnico que también hizo lo que pudo, pero era un sueño pensar que el equipo alcance la Sudamericana si no es más que Aurich, Sport Huancayo o el mismo León. Aquí la historia no cuenta, sino miren al Garcilaso finalista del torneo, administrado como una empresa y sin presupuesto millonario.

Es increíble ver que en la ‘U’ juegan y cobran como estrellas, Galliquio (de múltiples errores en el año) y Antonio Gonzales (que se desordena en la volante). Cuesta creer que uno de los dos equipos más grandes del país contrata a Juan Carlos La Rosa, Willy Rivas, Jairsinho Baylon o Carlos Olascuaga para aspirar a algo. Para colmo de males, el pecho de la camiseta crema está tan vacío como su presupuesto 2013.

Seguramente, para parte de la prensa, Alianza y la ‘U’ siguen siendo atractivos porque son Alianza y la ‘U’ y siempre les encontrarán algo bueno, como algún joven que tiene 90 minutos aceptables o una racha de dos partidos sin perder. Pero para los hinchas sus equipos continuan siendo un desastre, con dirigencias que no encabezan, con jugadores que no merecen jugar en el club, miran de lejos a Cristal, Vallejo, Aurich y ahora a Garcilaso.

Lo peor es que a menos de dos meses de terminar el año, el 2013 asoma como más de lo mismo, como otra pésima película. En Alianza quieren mantener a Soto, en la ‘U’ traer otra vez al ‘Negro’ Galván. Hasta aquí se escuchan las burlas de los equipos ordenados, esos que sí merecen llamarse candidatos.


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