Ricardo Wiesse es descrito como un artista “maduro”, pero él se resiste a tal término. No planifica y no se preocupa por el futuro. A sus 60 años, solo vive, pinta, dibuja. Y nos presenta su muestra pictórica Ventanas de sombra en la galería Forum. Óleos de gran y mediano formato que representan metáforas con imágenes abstractas, figuras geométricas.
En ese sentido, Wiesse también se resiste a lo obvio. “Los artistas no trabajan con lo inmediato, sino con lo oculto, con lo que no es aparente a la mayoría. El trabajar con el lugar común no es artístico, es comunicación, periodismo, lo que quieras, pero no es arte”, señala a Perú21. Y se rebela a parte del presente del arte y es un guardián de la tradición, de lo esencial. “El arte es elitista. Y debe serlo. Para una élite absolutamente ilustrada; y quien quiera acercarse que lo haga con las herramientas del esfuerzo, del talento, de todo lo que se refleja en una buena pintura”, añade.
LO URBANO
Ese presente que el artista subraya hoy está tomado por la propuesta urbana. Para él, también hay un aprendizaje en la pintura que busca transmitir en su obra “y me daría pena que se pierda, que los chicos prefieran el látex al óleo. Las complejidades que te permite el óleo no te las da la pintura de ferretería. La tradición de la pintura de ferretería es utilitaria; la del óleo es humanista”, remarca. Preguntamos: ¿El grafiti es un arte de ferretería? Nos responde: “En el sentido de una expresión espontánea, sí. Estamos viviendo una serie de expresiones multiculturales, bienvenidas sean, pero no perdamos de vista los valores de siempre”.
ESTADO DE LA CULTURA
¿Y qué pasa con la cultura desde el Estado? Municipios que la desprecian, autoridades que la ignoran y funcionarios desinformados. Para Wiesse, el error que cometió el Municipio de Lima con el nombre del escritor Julio Ramón Ribeyro (que fue escrito con v) y su fecha de nacimiento (confundida con la de su muerte) es una prueba más del nivel en el que nos movemos. “Te parte el alma, así como ver el templo de Palmira atacado por el Estado Islámico. Te ofende como ser humano”, nos dice. Pero aclara que el Estado primero tiene que dedicarse a atender urgencias básicas y defendernos de la voracidad de las transnacionales. Después ya se podrá hablar de cultura desde el Estado.
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