El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la obra musical de Aurelio Paulino Beltrán Chamorro, el compositor, clarinetista y director musical de bandas y orquestas, por haber aportado al panorama musical del valle del Mantaro, un conjunto de motivos costumbristas que forman parte central de celebraciones y festividades en la región centro del Perú.
Aurelio Beltrán ha compuesto cerca de 200 temas, entre huaynos, mulizas, yaravíes, toriles, santiagos, marchas, valses, polkas, pasodobles y marineras.
Sus canciones que han calado con mayor fuerza son los relacionados a contextos festivos del Valle del Mantaro. Por ejemplo, La muliza con fuga de carnaval, Entrada a Paca y Carreo de monte, son interpretados durante los cortamontes; la tonada Encierro de toso es interpretada como víspera a las corridas de toros; y, la melodía del Carnaval Jaujino son composiciones que se han nutrido de las tradiciones locales y han terminado por incorporarse a ellas como parte del repertorio costumbrista, confiriéndole esta obra una dimensión que se proyecta en las raíces de su pueblo.
Destacan huaynos del estilo libro como Mi Yaulinita, Adiós Masminita y Linda Masmina con los que buscó homenajear a la mujer de su tierra, así como, la memoria de su pueblo de origen.
La declaratoria a su obra musical como Patrimonio Cultural de la Nación es un reconocimiento póstumo por su aporte a la música de la región Junín, que es además un legado para las diferentes generaciones.
Aurelio Beltrán, destinado a la música
Aurelio Beltrán nació el 2 de diciembre de 1894 en el distrito de Masma, provincia de Jauja, departamento de Junín. Fue hijo y nieto de músicos tradicionales. Su padre murió cuando él tenía 7 años y heredó su clarinete.
Curiosamente, el primer instrumento que Beltrán interpretó durante su niñez fue un par de platillos, con los que acompañó a bandas y orquestas típicas formadas por músicos de Masma y Jauja.
Dicha actividad le permitió generar algunos ingresos para su hogar y familiarizarse con relatos sobre la figura de su padre como clarinetista, lo que quizás despertó su interés por aprender a tocar este otro instrumento.
A los 13 años, con el apoyo de sus familiares, Aurelio Beltrán fue inscrito en la Sociedad Filarmónica, centro de formación musical creado por destacados músicos de Masma que reunió a jóvenes de pueblos aledaños como Parco, jauja y Acolla.
A sus 25 años, Beltrán conformó un grupo de músicos jaujinos, llamado Musa jaujina, orquesta típica que se incorporó al circuito local de fiestas entre Junín y Pasco. Ellos emplearon un formato instrumental de arpa, guitarra, tinya, quenas, violines y clarinete en su instrumentación.
La originalidad de su repertorio incluyó composiciones propias de sus compañeros de banda, convirtiéndose en una de las orquestas típicas más reconocidas de la región.
De esta manera, participó en el Concurso de Música y Bailes Nacionales de 1928, certamen que forma parte de la tradicional Fiesta de San Juan de la Pampa de Amancaes.
A finales de 1928, su banda fue invitada a grabar por la disquera Smith. Varios de los temas que grabaron fueron composiciones suyas entre las que están Valle del Mantaro, Triste me dejaste, Carreo de Monte, Carnaval Jaujino, Barrio José Olaya, Tras su corralito y Cuando te conocí.
Años más tarde, Aurelio Beltrán respaldó la formación de nuevas bandas y orquestas por iniciativa de sus discípulos o sus hijos. Así, se forjó una larga labor como músico, compositor y director de orquesta.
El 21 de diciembre de 1978, el maestro Aurelio Beltrán, falleció en la ciudad de Huancayo.
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