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Jorge Jáuregui, el hombre que pone los cuerpos en escena

Luego de trabajar como diseñador gráfico en El Comercio y ser docente en una universidad, ahora se gana la vida pintando a hombres y mujeres desnudos. Esta es su historia.

(Perú21)
(Perú21)

La convivencia de diferentes disciplinas en un mismo artista es más habitual de lo que se supone. Hay músicos escritores, pintores poetas, actrices novelistas, directores de cine que realizan performances, cantantes con proyectos literarios. La lista es larga. Sin embargo, es muy difícil encontrar periodistas que ahora se ganen la vida pintando cuerpos desnudos.

Ese es el caso de Jorge Jáuregui (49), quien por más de 10 años trabajó en el diario El Comercio elucubrando portadas, diseñando páginas e ilustrando contenidos. Sin embargo, ahora se dedica a pintar cuerpos, un arte casi secreto en el país, entendido solo por un puñado de musas y varones que no temen fungir de lienzos durante horas para que el artista pueda expresar sus más atrevidas visiones o plasmar bocetos trabajados durante meses, aunque Picasso haya dicho alguna vez: “Las ideas jamás se pintan”.

[Shirley Lenz y su piel de colores]

Dice que todo comenzó por curiosidad, como cuando un niño hurga en un sitio desconocido. “Luego de laborar en el Decano, ingresé a la Universidad de San Martín de Porres como profesor de diseño gráfico y, en mis horas de descanso, navegaba en Internet buscando nuevos temas para mis clases. Fue así que en una oportunidad ingresé al sitio web www.cuerpospintados.com y me quedé impresionado con el arte que mostraban sobre la piel de modelos”, relata Jorge.

Así, no tardó en convencer a un grupo de alumnos y alumnas para que sean sus primeros maniquíes humanos. Si quería pintar cuerpos, tenía que dejar sus experimentos en papel y pasar al vivo y en directo. Sus primeros diseños sobre una modelo desnuda tuvieron que ver con la cosmovisión andina, específicamente con las culturas pre-incas Huari y Chavín. Fueron trazos hechos con la maestría reservada para los dotados por ese caprichoso duende que se llama talento, según comentaron los que vieron esa primera muestra. Desde ese día, afirma, dejó la computadora y optó por confiar en su seguridad quirúrgica para guiar a sus pinceles.

“Particularmente, utilizo pintura no tóxica. No obstante, también uso otros materiales para realizar efectos o resaltar texturas, entre ellos barro, grasa, arcilla, cola sintética, clara y cáscaras de huevo, sal, sábila y todo lo que no perjudique a la piel”, sostiene Jáuregui.

Agrega que le encanta pintar cuerpos completos para muestras colectivas donde los espectadores miran más el arte que el desnudo, aunque entiende que para ganarse la vida tiene que, la mayoría de las veces, plasmar la marca de una empresa en una parte llamativa de una señorita.

“Lo más difícil de pintar en una mujer son los pechos. Casi no deben notarse. Utilizo hisopos para cubrir los mínimos detalles y hasta cepillos de dientes para realizar estarcidos que maquillen el volumen. Aquí, para tener un buen resultado, lo principal es la confianza entre la modelo y el artista”, precisa Jorge, mientras se despide dibujando una sonrisa. “El cuerpo no tiene inicio ni final. Es una composición general”, acota.


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