Al igual que los muñecos de Toy Story, los personajes que controlan las emociones de Riley tienen un motivo único para existir: cuidar y hacer feliz a la niña que los cobija en su mente. Jamás cuestionan su misión en el mundo, solo se lanzan con entusiasmo a cumplir su tarea.
Las de Pixar son historias de amor hacia las personas: objetos de adoración y fascinación inagotable para las criaturas de Toy Story, Monsters Inc., Wall-E y, ahora, Intensa-Mente. A falta de ángeles de la guarda, el estudio capitaneado por John Lasseter ha creado una galería de seres irreales que fungen de protectores de nuestra inocencia, que cubren briosamente nuestro deseo de ser amados incondicionalmente. Lo precioso de esta cinta –de lejos, la mejor de Pixar en un lustro– está en su rechazo al maniqueísmo, en su seguridad para replantear un drama introspectivo en una aventura surreal. Todo ello la aleja del didactismo o ser un manual infantil de superación personal. Hay aquí más entendimiento sobre la vida y sus complejidades que en varios filmes de festivales.
Los pequeños grandes héroes de Intensa-Mente se llaman Alegría, Tristeza, Furia, Desagrado y Temor. Ellos cuidan que Riley siga siendo una niña radiante, trabajo que en 11 años no ha presentado mayores complicaciones ya que su entorno familiar y social siempre fue positivo. Todo esto cambia cuando los padres de Riley deciden mudarse de Minnesota a San Francisco, del acogedor suburbio a la impersonalizada ciudad, dejando atrás amigos y recuerdos entrañables. Al inicio, Riley hace un esfuerzo por adaptarse a una situación incómoda. Todo esto habla muy bien de la labor de Alegría, la lideresa del grupo, responsable de que Riley no pierda el optimismo. En realidad, es un triunfo del trabajo en equipo, ya que todos cumplen una función importante; todos menos Tristeza. Es un excelente punto de partida, no solo demostrar que la boicoteada Tristeza es tan indispensable como sus compañeros, sino que tiene mucho en común con Alegría: se necesitan más de lo que imaginan.
Se dice que Intensa-Mente es una de las películas menos infantiles de Pixar. Quizás los espectadores más pequeños no están acostumbrados a presenciar escenas tan dolorosas como aquella en que Riley llora incontrolablemente en pleno salón de clases. Tampoco es frecuente, en una matiné, ver a una familia discutiendo en la mesa, menos aún que la hija responda a sus padres con rabia y frustración. Pero esas conductas son reales, los niños se identificarán con ellas y quizá intuyan, por primera vez, que el cine es más que escapismo: también es capaz de comprometernos íntimamente, puede servirnos para comprender mejor el mundo que nos rodea. Que una cinta pueda inspirar todo esto, sin dejar de ser mágica y divertida, es algo extraordinario.
SABÍA QUE
- El director de Intensa-Mente es Pete Docter, también responsable de Monsters, Inc. (2001) y Up (2009), ambas ganadoras del Oscar a la Mejor Película de Animación.
- La cinta sobre Riley debería brindarle su tercera estatuilla en los próximos premios Oscar de la Academia.
CITA
Por Claudio Cordero – Crítico de cine
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