Todo lo que usted disfruta en ocho días se prepara en todo un año. La organización del Festival de Cine de Lima empieza cuando acaba. El equipo que comenzó el festival era de diez, hoy son aproximadamente 100 personas. Al inicio eran 25 filmes, actualmente son unos 350. Van 19 años de lucha por el cine.
Alicia Morales, la directora ejecutiva del festival, es una de las cabezas detrás del ecran. Ella no da nada por sentado y lo hace como la primera vez. Capitaliza sobre 19 años de experiencia, pues es una de las fundadoras.
“El día uno empieza una semana después de que termina esta edición, con la evaluación de lo que salió bien o mal. Y empezamos a ir a festivales, porque se viene Viña del Mar, Morelia, Berlín, Mar del Plata”, nos dice Alicia desde su escritorio, mientras ultima los detalles de la edición 19 que empieza mañana.
MUJER DE TEATRO… Y CINE
Alicia no nos quiere decir su edad, pero, con sus 40 años de experiencia como gestora cultural, luce radiante, alegre, pilas, aguerrida y apasionada por su trabajo. Es una mujer de teatro y de cine. Estudió Teatro y lleva 20 años detrás del festival. Es una artesana de la cultura. Fue parte de la compañía Ensayo durante diez años, en los difíciles años 80, con la que llevó a 23 personas a Grecia sin ningún centavo y con una tonelada de equipaje.
“Soy una mujer de teatro y creo que, por eso, ha sobrevivido esto (el festival), porque los que hemos hecho esto somos gente de teatro, no de cine. Estamos y no estamos. El teatro te enseña a trabajar en equipo, sola no eres nadie. Eso hace que uno pueda coordinar con otros y ponerse a veces en un rol de directriz y en otras oportunidades en un rol subalterno”, nos dice la subdirectora.
No obstante, ya piensa en el retiro. “Creo mucho en los nuevos elementos y calculo que, para el próximo año, debe haber gente más joven asumiendo cargos. Estoy pensando en el retiro. Vamos a ver si este es mi último festival”, revela la mamá Alicia, quien nos dice, entre risas, que sus hijos ya saben que no existe para ellos en estos días de festival.
DETRÁS DEL PROYECTOR
Es el primero que llega y el último que se va. Prende y apaga las luces de la sala roja del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú, una de las sedes del festival. Rodolfo Acosta Moreno, de 39 años, es el proyeccionista, el hombre que vive en un cuarto oscuro, en la cabina desde donde se proyectan las películas que usted verá desde mañana.
Rodolfo empezó con el festival. Tenía 19 años cuando entró a trabajar al centro cultural. Aprendió con un proyector de 35 mm que usaba rollos de película que venían en carretes, los que tenía que enrollar en uno solo. Hoy ya no monta la película, sino que la carga en el CPU desde los discos duros en que llegan los filmes.
Rodolfo llegó para ser asistente de teatro y hoy se hace cargo de la parte técnica. “Un técnico debe ser curioso en todo sentido. Entonces, aprendí y quise aprender. Me quedaba en las noches para que confíen en mí, porque había que hacer méritos”, explica.
Le gustó el teatro y el cine, y postuló a la universidad para seguir Ciencias Audiovisuales. Terminó sus estudios, pero su vocación es el teatro y el cine. No solo tiene que encargarse de la proyección, sino preparar la sala, es decir, desmontar el teatro e instalar el ecran y los parlantes. Lanza la película, y entra a la sala para supervisar el sonido, que todo esté bien. “Esto es lo mío, el teatro y el cine son lo mío”, remarca el buen Rodolfo.
MANOS A LA OBRA
El festival no sería posible sin la comunicación. Por las manos de Gabriela Zenteno, coordinadora de comunicaciones, de 38 años, pasa la prensa, publicidad, diseño, el diario Vértigo, las redes sociales, fotografía, video y cuanta pieza comunicacional que tenga que ver con la difusión del festival.
Ella lleva 14 años en la organización. Es de la primera promoción de estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Católica y entró como practicante al centro cultural. Hoy es parte del equipo que gestiona las comunicaciones. Una historia de éxito.
“Los días del festival son una locura, uno llega a las 9 de la mañana, casi nunca está en su sitio, y todo acaba a las 12 de la noche. Fiestas Patrias no las conocemos, porque esos días son fuertes, ya que una semana antes es la conferencia de prensa. Y todo paralelo al trabajo en el centro cultural”, nos dice preocupada por todo lo que le espera al cabo de nuestra breve entrevista. Le pedimos que piense en algo alegre para que salga sonriendo en la foto; nos dice entre risas “en acabar la entrevista”. Gabriela se va raudamente porque debe atender a una persona que la espera.
Alicia, Rodolfo y Gabriela son parte del equipo del festival. Apasionados y entregados al mil por ciento por sacar adelante uno de los eventos de cine más importantes de Latinoamérica. Luces, cámara, ¡festival!
Mijail Palacios (mpalacios@peru21.com
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