Mijail Palacios Yábar
@mijailpy
“Fue un buen continuador de la poesía de los años sesenta, especialmente en sus primeros libros. Fue un autor muy prolífico, muy irregular, pero que dejó algunos poemas perdurables”, expresó el crítico literario José Carlos Yrigoyen sobre Eduardo Chirinos, quien falleció la mañana de este miércoles víctima del cáncer.
Nació en Lima, en 1960. Estudió en la Universidad Católica, donde obtuvo el bachillerato y la licenciatura en Literatura y Lingüística donde también fue profesor. En 1997, logró el doctorado con una tesis sobre el silencio en la poesía hispanoamericana contemporánea.
También recibió el Premio Copé 1984 y, en 2009, ganó la duodécima edición del Premio Internacional de Poesía Generación del 27. Pese a su estado de salud, escribió su último libro Medicinas para quebrantamientos del halcón.
[Poeta Eduardo Chirinos asegura que Premio Lorca es “reparación justa” para Blanca Varela]
Entre los títulos que escribió se encuentran Cuadernos de Horacio Morell (1981), Crónicas de un ocioso (1983), Archivo de huellas digitales (1985), La morada del silencio (1998), Breve historia de la música (2001), Mientras el lobo está (2010), No tengo ruiseñores en el dedo (2008) y Humo de incendios lejanos (2010).
“Mi conexión literaria con él puede resumirse en la fuerte impresión que me dejó su libro El techo de la ballena, un hermoso conjunto de ensayos sobre poesía peruana y universal que publicó en los noventa, y que me ayudó a entender muchos aspectos de nuestra tradición lírica reciente”, agrega Yrigoyen.
Chirinos perteneció a la Generación del 80, junto a poetas como José Antonio Mazzotti, Rossella di Paolo y Raúl Mendizábal.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.