Una de las cosas más interesantes de tener una columna sobre libros es recibir las novelas y poemarios de autores jóvenes que recién comienzan a publicar y lo hacen en sellos independientes, cuyos catálogos a veces nos pueden deparar alguna sorpresa. Si bien no es usual encontrar en estos nuevos escritores trabajos enteramente logrados o de inusual nivel artístico, a veces, entre sus ingenuidades e imperfecciones, podemos rescatar algún rasgo que insinúe la posibilidad de una voz interesante a futuro.
Hace una semana recibí un pequeño conjunto de relatos, titulado Los protagonistas. Su autor es Eugenio Oliveira (Lima, 1977), quien debutó con un libro de misterio, Invitación al crimen, en el 2012. Adelantaré opinión: esta segunda entrega de Oliveira tiene más carencias que méritos. Pero, a pesar de ello, no me parece del todo descartable.
Oliveira ha trazado su libro bajo la premisa de contar una serie de viñetas donde se dibujan disímiles encuentros con personajes extravagantes, insólitos o simplemente inevitables dentro del círculo de nuestras relaciones humanas. Contando sus intercambios con estos seres, el narrador va materializando su propia historia, la de un muchacho de clase media que entre la cotidianidad de su vida familiar, de los viajes y de la rutina laboral, halla pequeñas epifanías que compila, pues estas “son responsables de lo que ahora soy” y el motor de su vocación literaria.
Hasta aquí todo suena muy bien, pero los resultados son en general cuestionables. El problema principal es que muchos de estos cuentos breves son más bien anécdotas triviales, chistes mesocráticos y apuntes que en un inicio prometen pero suelen estancarse en la pura trivialidad. Esto se agrava por la insistencia de Oliveira de retratar sus momentos Kodak, es decir solo aquellos donde el placer, la felicidad y el triunfo se hacen presentes. En todo este registro autobiográfico no encontramos ni un solo instante de zozobra o cuestionamiento, sino una sucesión de alegres jornadas y victorias continuas, lo que ocasiona que la lectura sea de una ligereza y autoindulgencia a veces intolerables.
Listo. ¿Qué rescatamos, entonces? Oliveira demuestra en algunos de sus cuentos cierta fluidez narrativa que nos entretiene y provoca que sigamos leyendo, aunque lo que nos cuenta no sea demasiado importante; posee, además, un sentido del humor que en algunas oportunidades funciona y salva a sus historias de la inopia absoluta. Quizá lo más rescatable sea cuando explora el mundo deportivo (ha sido seleccionado nacional de básquet) y aborda el sentir de las tribunas, los curiosos especímenes que las conforman o las tensiones y gestos de dignidad en el campo de juego. Piezas como El duelo fantástico ofrecen una veta temática que Oliveira podría explotar en sus próximos proyectos.
Eugenio Oliveira no termina de convencer con Los protagonistas, pero una conveniente autocrítica y una mejor evaluación de sus posibilidades pueden obrar una susceptible mejora en sus siguientes libros. Aptitudes, como dije, tiene. De él depende ser un escritor en todo el sentido de la palabra o volverse un alegre escribidor para endulzar los fines de semana. Suerte.
EUGENIO OLIVEIRA
- La noche de los alfileres
- Altazor, 2016, 158 pp.
- Relación con el autor: conocidos.
- Puntuación: 2 de 5 estrellas.
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