Esta madrugada, la Policía desalojó a decenas de ambulantes de los puestos que ocupaban hace más de 10 años en la zona de Caquetá, exactamente en la cuadra seis de la avenida Guillermo Rázuri, a la espalda del mercado de frutas del Rímac.
Unos 150 policías lanzaron tuvieron que lanzar bombas lacrimógenas a los comerciantes que se resistían a dejar el lugar. Incluso, algunos de ellos provocaron un incendio adrede para evitar el desalojo.
Los ambulantes aseguraban que no fueron notificados sobre esta acción, por lo que no pudieron salir del lugar pacíficamente. Sin embargo, autoridades de la Municipalidad del Rímac los refutaron.
“Desmiento rotundamente que no les hayamos notificado. Se les dijo previamente que debían retirarse de la vía pública; esta es la ejecución de una medida cautelar. Existe un documento de Defensa Civil que declara de alto riesgo las instalaciones”, dijo el gerente de Rentas edil, Grover Padilla, a RPP.
El funcionario negó también haber enviado matones al operativo de desalojo. Aunque algunas personas pusieron a sus hijos como escudos, no se registraron heridos.
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