Martín Sánchez Jorges (msanchez@peru21.com)
Cada cierto tiempo van apareciendo vestigios que revelan que las primeras civilizaciones de esta parte del continente se levantaron en nuestra costa. Uno de esos hallazgos es el complejo arqueológico Ventarrón, ubicado en el soleado distrito chiclayano de Pomalca.
En este lugar, que tiene 4,500 años –lo que lo hace contemporáneo con Caral, situada en la provincia limeña de Supe y considerada, con 5 mil años, la urbe más antigua de América– aún no se conocían a los dioses y se adoraba a los elementos como el fuego en templos adornados con arte ceremonial que antecedieron a la iconografía Sipán y Sicán.
Era una época donde, como nos dijo el arqueólogo Walter Alva, el hombre estaba comenzando a surgir construyendo y diseñando. “Por ello, considero que este hallazgo es un laboratorio primigenio de arquitectura ceremonial”, nos afirma. Por su parte, Ignacio Alva, director del Proyecto Arqueológico Ventarrón, agregó que, en este complejo, levantado con un material antecesor al adobe (arcilla del río Reque seca mezclada con fibra vegetal), Lambayeque tiene su partida de nacimiento histórica que la convierte en la matriz cultural del norte del país.
“En las paredes del recinto también se puede apreciar el arte mural más antiguo de toda América”, acotó Alva.
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