Mariella Sausa (msausa@peru21.com)
El parricidio es un crimen que cada vez se vuelve más frecuente en el país, ya sea por situaciones conflictivas dentro de una familia o por la ambición desmedida de los criminales por acceder a una fortuna.
El escalofriante homicidio de Vylma Gabriela Niño de Guzmán (63), asesinada en su casa de La Molina por su propia hija E. T. N., de 14 años –quien vivió casi dos meses junto al cadáver–, nos lleva a recordar otros tres casos mediáticos de jóvenes que también mataron violentamente a sus madres.
[La Molina: Menor de 14 años convivió con cadáver de su madre por dos meses]
En todos los casos se trata de adolescentes de buena posición económica que tenían una relación complicada con sus víctimas y que crecieron con serias perturbaciones de personalidad.
5 DE NOVIEMBRE DE 2013
Marco Gabriel Arenas Castillo, de 22 años y estudiante de Psicología, asesinó a su propia madre, María Rosa Castillo González, con la presunta complicidad de su enamorada, Fernanda Lora Paz, con quien tenía una relación extraña que no era bien vista por sus familias.
[A sangre fría: La confesión del parricida Marco Arenas]
Luego de tratar de ocultar su participación en el homicidio, Marco confesó a la Policía, sin remordimientos, que abrazó y estranguló a su madre en su propia casa, tras una violenta discusión, porque esta descubrió el robo sistemático de dinero y de joyas. Luego, con ayuda de Fernanda, el joven llevó el cuerpo a Manchay, donde lo quemó.
Para despistar a la Policía, los enamorados trasladaron la camioneta de la víctima a otra zona y continuaron con sus actividades cotidianas, asistiendo, incluso a una clase de baile. Finalmente, Fernanda confesó el delito y dijo que fue obligada por Marco.
Actualmente los dos se encuentran recluidos en distintos penales de Lima. El proceso judicial continúa.
27 DE ENERO DE 2010
La Policía encontró el cuerpo de la empresaria Elizabeth Vásquez en la maletera de su auto que estaba abandonado en una calle de Barranco. El mismo presentaba golpes en la cara y signos de haber peleado con sus asesinos.
Dos semanas después se supo que, su propia hija Elizabeth Espino, quien entonces tenía 21 años, planeó su asesinato con su enamorado Fernando González Asenjo (23) y con su amigo Jorge Cornejo Ruiz (22).
La investigación determinó que la joven –que se mostró muy acongojada en el velorio de su madre– cometió el crimen cansada de las limitaciones que esta le imponía y por la ambición de manejar su fortuna.
‘Elita’ en todo momento del juicio oral fue apoyada por su padre, el juez Alejandro Espino Méndez, y buscó ser declarada inimputable, al considerarse bipolar. Sin embargo, fue sentenciada y cumple una pena de 30 años de cárcel. Sus cómplices reconocieron su delito y fueron sentenciados a 28 años de prisión cada uno.
[Condenan a 30 años de prisión a ‘Elita’ Espino por la muerte de su madre]
5 DE MARZO DE 2005
Tras una discusión, Giuliana Llamoja asesinó de 49 puñaladas a su madre, la abogada María del Carmen Hilares. Tras el crimen, la universitaria escondió el cadáver en el baño, limpió el piso e incluso se cambió de ropa.
Aunque Giuliana también trató de argumentar alteraciones mentales, el peritaje psiquiátrico del Instituto de Medicina legal señaló que no padecía ninguna enfermedad y que en el momento del crimen era consciente de sus actos. Por ello, fue sentenciada a 20 años de prisión, pero la pena fue rebajada después a 12 años.
En mayo de 2009, Giuliana recibió el beneficio de semilibertad, pero tras una serie de faltas a las reglas de conducta, en enero de 2012 se le revocó el beneficio. Luego de estar en la clandestinidad, en marzo de 2012 se retiró la orden de captura en su contra.
PERO, ¿CUÁNDO UNA PERSONA PUEDE CONVERTIRSE EN PARRICIDA?
El psicoterapeuta y médico psiquiatra Freddy Vásquez Gómez explicó a Perú21 que los casos de parricidio se dan por un problema de quiebra de valores, que actualmente se da en todo el mundo y no deja de afectar a nuestra sociedad.
“Lo auténtico que puede darse entre padres e hijos, como el amor, las muestras de afecto, cariño, estima y solidaridad, se quiebran y se transforma en la entrega de bienes económicos, que el hijo cada vez exige más”, explicó.
Vásquez advirtió que estos casos empiezan desde muy temprano. “Los hijos pequeños, de 8 y 9 años, dan golpes o puñetes a sus padres y les dicen que los odian porque no hacen sus caprichos, pero estos no le dan importancia y los dejan pasar, los sobreprotegen pensando que se trata de cosas de niños. Por eso, cuanto más precoz la evaluación psicológica, mejor”, comentó.
Señaló que aunque los parricidas no tienen un perfil psicológico definido suelen ser personas que no se llevan bien con sus padres, albergan resentimientos y generalmente son impulsivos y agresivos.
“Cuando un pequeño es violento y ocurre una vez podemos decir que es normal, pero si en el colegio llaman a los padres dos o tres veces en un mes por lo mismo hay que estar alertas porque ya se está configurando una personalidad antisocial”, refirió.
En ese sentido, sostuvo que actualmente alrededor del 10% o 15% de los peruanos tienen una conducta antisocial, que puede terminar en algún tipo de crimen o delito.
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