Mariella Sausa
El debate por la reglamentación de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable continúa. La ministra de Salud, Patricia García, anunció que los plazos para la entrada en vigencia de la segunda etapa de la reglamentación de la norma –que se ha establecido en 39 meses y esto es considerado muy largo por los expertos– podrían ser revisados y también se podría mejorar la ley. Sin embargo, eso no parece ser suficiente para los especialistas que cuestionan la norma.
La decana del Colegio de Nutricionistas del Perú, Saby Mauricio Alza, señaló que, aunque es positivo que ya se tenga un reglamento que le diga a la industria y a la población cuál es el contenido de los nutrientes críticos en los productos, los parámetros que se han establecido como “seguros” no son los idóneos.
En ese sentido, señaló que la Organización Mundial de la Salud (OMS), basándose en estudios poblacionales y evidencia científica, ha establecido patrones seguros para el consumo de azúcar, grasas y sal. Sin embargo, estos no han sido tomados en cuenta por las autoridades peruanas al elaborar el reglamento, pues se han usado los parámetros de Chile, que son más permisivos.
“La OMS ya tenía parámetros hasta 2015 que fueron acogidos por el Perú y reflejados en el proyecto de reglamento que se prepublicó ese mismo año y, en febrero de 2016, el organismo mundial trabajó nuevos parámetros. Cualquiera de los dos podría haber sido incluido en el reglamento, pero no los de Chile, pues esos parámetros se hicieron en base a su propia realidad y antes de que la OMS hiciera públicos sus estudios. Lo que va a ocurrir con esto es que algunos productos procesados pasarán como sanos cuando en realidad no lo son”, aseveró.
La nutricionista e investigadora Laura Astete respaldó esta afirmación y señaló que entre estos productos están por ejemplo algunas galletas saladas que contienen grandes porciones de grasa, así como algunos jugos supuestamente naturales o hasta yogur con altos niveles de azúcar.
Aumento preocupante
Un estudio hecho por Astete y otros investigadores, en abril del año pasado, para el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición reveló que la obesidad y el sobrepeso afectan a casi el 50% de los escolares de Lima, los cuales presentan patrones de sedentarismo y consumo frecuente de alimentos procesados con alto contenido de azúcar, sal y grasas.
Según la especialista, el consumo de niveles muy elevados de azúcar, grasas y sal, que se encuentran en la mayoría de golosinas, jugos envasados y alimentos ultraprocesados, no solo es responsable del aumento de la obesidad, sino también la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares. Aunque el Perú no es uno de los países líderes en el uso de estos productos, sí preocupa la celeridad con la que ha crecido el consumo entre los años 2003 y 2013: 265%, según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Además, los casos de sobrepeso y obesidad también aumentan en forma alarmante. Según cifras de 2016 del Instituto Nacional de Estadística e Informática, el 35.5% de los peruanos mayores de 15 años tiene sobrepeso y el 18.3%, obesidad. En los niños, la situación es peor, pues el 32.3% de menores entre 5 y 9 años y el 26% de los adolescentes entre 9 y 19 años ya vive con sobrepeso y obesidad.
En respuesta a estas preocupaciones, la ministra Patricia García refirió que, con el reglamento recientemente aprobado, de los 600 productos procesados y ultraprocesados que se encuentran actualmente en el mercado, se pondrían etiquetas con la advertencia de alto en grasas, azúcares o sodio (sal) al 71% de las galletas, 54% de las bebidas lácteas, 48% de los cereales, 62% de los snack salados y el 100% de las bebidas gaseosas.
En el mismo sentido opinó el representante de la OPS en el Perú, Raúl González, quien indicó que tanto con los parámetros de la OMS como con los de Chile, aprobados en el Perú, las etiquetas de las bebidas gaseosas, las galletas rellenas, los cereales azucarados y los jugos en caja llevarán un sello de advertencia de alto en grasas, sodio o azúcar.
CHILE BUEN MODELO
González aseveró que los parámetros establecidos en Chile están funcionando. Refirió que un estudio del Ministerio de Salud de ese país, hecho a los seis meses de implementación de su reglamento, reveló que la mayoría de consumidores reconoció que, debido a los sellos de advertencia, modificó sus hábitos de consumo. “Además, las industrias se han autorregulado de manera voluntaria y han disminuido la cantidad de grasas saturadas y azúcares que ponen en sus productos”, aseguró.
El funcionario sostuvo que en Latinoamérica solo Chile y Ecuador tienen legislaciones para incluir etiquetas con advertencias en los productos procesados y ultraprocesados. El Salvador y México, al igual que Perú, tienen procesos avanzados, y Brasil y Uruguay están más atrasados. En tanto, otros países como Argentina aún no tienen legislación.
“La región es pionera en este tema y es la que más ha avanzado en el mundo en lo que es regulación nutricional. Dentro de la región, Chile es uno de los países con los procesos más avanzados y es un buen referente”, indicó.
Aunque Mauricio reconoció que a Chile no le ha ido mal con dichos parámetros, dijo que lo cuestionable es que el Perú haya desaprovechado la oportunidad de utilizar los parámetros más seguros. Además, indicó que la cultura nutricional y alimentaria de Chile no es igual a la del país y por lo tanto los resultados pueden no ser similares.
“Para empezar, la población de Chile es la mitad de la del Perú. Ellos tienen un Instituto Nacional de Tecnología de Alimentos, un Departamento de Nutrición e Inocuidad y otro Departamento de Prevención y Promoción dentro del Ministerio de Salud que vigila estos temas. Además, desde el año 2003, Chile implementó un plan nutricional en el currículo escolar de los colegios para hacer cambios en los estilos de vida de los escolares. Pero en el Perú no hay si quiera una dirección de nutrición”, dijo.
Ante ello, la titular de Salud sostuvo que muchas de las sugerencias que se están haciendo al reglamento podrán ser incorporadas en el camino, pues la norma contiene un acápite que incluye la posibilidad de hacer ajustes. “Queda abierto y casi como un reto hacer modificaciones que nos ayuden a que esta ley sea aún mejor, pero no hay que retrasar lo avanzado”, subrayó.
Tenga en cuenta
Según la reglamentación de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable,
en una primera fase, las etiquetas de los productos ultraprocesados tendrán advertencias de alto contenido de azúcar, sal o grasas recién desde abril de 2018.
La fase dos, con parámetros de más estricto cumplimiento, recién entraría en vigencia en diciembre del año 2020.
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