Escalofriante. Luego que la Fiscalía dictara orden de prisión preventiva para Marco Gabriel Arenas Castillo y su enamorada, Fernanda Lora Paz (18), por el asesinato de la empresaria María Castillo Gonzales de Arenas, el parricida no tuvo reparos en incriminar nuevamente a su pareja, llegando al punto de decir que prefiere que vaya a prisión a verla libre y en brazos de otro hombre.
“Los dos somos culpables. Ella tiene que ir conmigo (a prisión), de todas maneras. No puede salir. No puede estar con otra persona. Si sale, va a estar con otra persona. Para que se vaya con otro hombre, no”, dijo Arenas Castillo con total desparpajo durante la audiencia realizada esta mañana en la sede del Poder Judicial.
Caso contrario fue el de Fernanda Lora, quien movía la cabeza en señal de negación y rompía en llanto mientras rendía su manifestación ante el juez, percatándose de la gravedad del presunto delito de encubrimiento por el que era acusada y por el que será derivada hoy mismo al Penal de Mujeres de Chorrillos.
“Me siento muy mal por todo esto, sinceramente. Ya sabía (del crimen) desde un principio, pero yo tuve mucho miedo. Al yo entrar al cuarto y ver que él la tenía asfixiando, su mamá tenía los pies morados. Yo me imaginé a mi mamá en ese sentido, así (que), yo no pude”, señaló al dar sus descargos sobre los hechos ocurridos el pasado 5 de noviembre, luego de que el parricida –según dijo– la amenazara con matar a su madre o a su hermana menor de 5 años si no lo ayudaba.
“Yo no manejé la camioneta. Yo tengo pruebas que he estado en mi casa en la tarde. Es verdad que él me recogió en la noche, a las 6:30 p.m., me recogió en mi casa. Y no fuimos a la clase de baile. Fuimos a otra clase que es más tarde porque él me trataba de controlar. ‘Tranquilízate, que tú eres muy obvia, que todo el mundo se da cuenta que a ti te pasa algo’, me decía”, añadió la joven tras ser consultada si acompañó al parricida a quemar el cuerpo de su madre adoptiva.
Al término de la diligencia judicial, Arenas Castillo preguntó si su enamorada iría presa junto con él. “Ya fuiste”, le dijo el asesino confeso de la empresaria panadera en tono burlón a Lora Paz, quien nuevamente empezó a llorar desconsoladamente.
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