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Maltrato infantil: Ayacucho, Cusco y Apurímac con mayor número de casos

Niños y niñas menores de 12 años son los más afectados entre la población quechuahablante, según datos de la Fundación ANAR.

Niñas son las más perjudicadas. (USI/Referencial)
Niñas son las más perjudicadas. (USI/Referencial)

Un estudio sobre violencia física en la población quechuablante reveló que los niños de Cusco, Ayacucho y Apurímac son los más maltratados, principalmente por la madre, con agresiones que van desde jalones de orejas hasta golpes con un palo.

La investigación, hecha por la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), utilizó como fuente de información las llamadas telefónicas de auxilio que los menores quechuablantes realizaron durante los últimos cuatro años.

Del total de registros de violencia, un 53% incluye a niños y niñas menores de 12 años. Otro 37% corresponde al número de adolescentes, y un 10% a jóvenes entre 18 y 25 años.

De las tres regiones de la sierra sur del país, la que muestra mayor incidencia de violencia contra los niños es Ayacucho, con 16,58%. Le siguen Cusco (15,79%) y Apurímac (11,11%).

Del total de niños quechuablantes menores de 12 años, pertenecientes a las regiones Cusco, Ayacucho y Apurímac, un 70% de las víctimas son mujeres.

EL IDIOMA NO ES BARRERA
Según el informe “Sistematización del Teléfono ANAR en quechua”, el reconocimiento de la identidad cultural de los niños que hablan esta lengua ancestral permitió que los menores se sientan con suficiente confianza y cercanía para realizar la llamada.

“El enfoque intercultural de la fundación ANAR pretende evitar que el idioma quechua, hablado por un 15% de la población peruana, sea una barrera que impida obtener ayuda y orientación a los menores víctimas de violencia familiar”, manifestó Germán Guajardo, director general de ANAR.

MENORES LLEGAN A ASUMIR VIOLENCIA CON NORMALIDAD
“Los niños nos llaman porque se sienten incapaces de resistir la violencia como sus otros compañeros, a quienes les parece lo más común. Es normal que tu papá le pegue a tu mamá, les dicen. Se sienten mal por eso y llaman a pedir ayuda”, dijo Guajardo.

En ese sentido, el director general de ANAR planteó un cambio en la legislación para que los niños testigos de violencia familiar se incorporen como víctimas colaterales, y se dicten medidas de protección a su favor.


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