Por Antonio Álvarez Ferrando
No camina, no habla, no se mueve. Así vive desde hace dos meses el pequeño Max Sánchez (7), cuya vida cambió radicalmente cuando a mediados de agosto de este año ingresó al Hospital Guillermo Almenara para ser intervenido por una operación a la tráquea.
Max padecía de estenosis subglótica, mal que produce la aparición de carnosidades en las vías respiratorias, lo que dificulta la capacidad de respiración de una persona. Ello obligó a que en 2010 le hagan una traqueostomía, por lo que el pequeño viva con una cánula en el cuello.
La madre de Max, Mirtha Ruiz, buscó todas las formas posibles de que su hijo sea operado. Perú21.pe expuso el caso del menor y, finalmente, gracias al eco que hicieron los medios, el pequeño fue trasladado dos días después del Hospital Sabogal al Hospital Almenara para que sea intervenido en el área cirugía de tórax.
Tras una larga espera, en medio de la huelga de médicos de Essalud, un mes después (11 de setiembre), Max fue operado; pero horas más tarde no soportó la intervención quirúrgica y sufrió un paro respiratorio que lastimó su sistema neurológico y lo dejó postrado en la camilla hasta hoy.
“Mi hijo apenas abre los ojos, no se mueve, se alimenta por la nariz. Tuvieron que hacerle nuevamente una traqueostomía. Yo no quería esto para él, por favor, le ruego que me ayude”, dice muy compungida la madre de Max. Si antes conseguir la comida del día era difícil, ahora obtener unas monedas es casi una hazaña.
“Ahora tengo que comprarle pañales, leche. Aquí no me quieren ayudar con nada. Es increíble que a algunos niños les den leche en fórmula que cuesta como 200 soles, pero no tienen un tarro de leche evaporada para mi hijo”, añade Mirtha, quien pasa las 24 horas del día en el hospital.
En los últimos días, los pies de Max han empezado a doblarse por la falta de motricidad. Al solicitar apoyo en el hospital, le dijeron que se contacte con una doctora de apellido Pareja. “Empecé a buscar a la doctora y me dijeron que está de vacaciones, que debo esperar a que regrese. ¿Quién puede ayudar a mi hijo?”.
UNA ESPERANZA EN CUBA
Pero una luz de esperanza se encendió en medio de tanta insensibilidad: la posibilidad de que su hijo pueda ser tratado en el Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba (CIREN), donde se especializan en este tipo de casos. La madre de un niño que estuvo en una condición tan delicada como la de Max pudo conseguir viajar a ese país para ser tratado, y se recuperó tras un mes y medio de tratamiento.
Esther Calva, la madre de Sebastián Pozo (8), cuenta que su hijo fue atropellado a mediados de abril por una camioneta que lo dejó en una situación lamentable. “Mi hijo perdió el habla, el conocimiento, no se movía, pensamos que no volvería a ser el mismo”, comenta.
Tras buscar institutos especializados por internet, Esther ubicó la página web del CIREN quien atendió su pedido. Sebastián y su madre viajaron a Cuba y durante un mes y medio el pequeño fue tratado, logrando evolucionar a pasos agigantados. Hoy su situación neurológica ha vuelto a la normalidad, pero continúa con sus terapias físicas.
Esta es la ayuda que requiere Mirtha Ruiz para el pequeño Max. El tratamiento más el viaje tendrían un costo aproximado de US$20 mil. Dinero con el que no cuenta y con el que sueña poder conseguir para poder de sacar de esa difícil situación a su pequeño hijo.
DATO
Cualquier persona o empresa interesada en ayudar a esta madre, la puede contactar en este celular: 945-123-058
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