Un domingo 3 de abril de 1983, el grupo terrorista Sendero Luminoso estuvo a cargo de uno de las más horrendas masacres que hayan ocurrido en nuestro país. Aquel fatídico día, el terrorismo se encargó de asesinar a 69 personas inocentes que vivían en el distrito de Santiago de Lucanamarca, en el departamento de Ayacucho.
Según explica el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), la masacre fue realizada por cerca de sesenta miembros del grupo terrorista Sendero Luminoso quienes iniciaron un ataque en las zonas de Yanaccollppa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz y finalmente en el pueblo de Lucanamarca. Todos ellos se encontraban armados de hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego y bajo la orden de Abimael Guzmán Reynoso, actualmente encarcelado de por vida en la Base Naval del Callao.
La matanza estuvo a cargo del terrorista Hildebrando Pérez Huarancca quien, bajo el mando de la Dirección Central de Sendero Luminoso a cargo de Guzmán, tuvo la orden de aniquilar a toda la población de Lucanamarca como “sanción ejemplar” por haberse rebelado y colaborado con las fuerzas armadas en la lucha contra el terrorismo.
El cruel y cobarde actuar terrorista
Las acciones se iniciaron en Yanaccollpa, en donde los terroristas capturaron a 29 personas, entre hombres, mujeres y niños, y a quienes encerraron en una vivienda. Una vez ahí, fueron asesinados brutalmente utilizando hachas, machetes y armas. Tras ello, los sanguinarios senderistas rociaron agua hirviendo a los cadáveres.
La matanza continuó en Ataccara, donde los terroristas asesinaron con hachas a tres miembros de una familia. Luego, en Llacchua, los senderistas continuaron asesinando personas.
Los senderistas hicieron su ingreso al pueblo de Lucanamarca por la tarde. Varios comuneros trataron de huir hacia las alturas del cerro Calvario, desde el cual dispararon con sus hondas. Empero, los terroristas los repelieron utilizando sus armas de fuego contra ellos, ocasionándoles heridas y en otros casos, los capturaron.
Tras este enfrentamiento, tomaron la ciudad por completo. Su primera acción fue reunir en la plaza a todos los que vivían en Lucanamarca. En ocasiones a la fuerza, en otras mintiéndoles al decirles que iban a realizar una asamblea en la plaza.
Una vez ubicados en la plaza, los terroristas separaron a los hombres de las mujeres y niños y los obligaron a tenderse en el piso frente a la iglesia. Una vez acatada la orden, fueron cruelmente asesinados con machetes, hachas, piedras y armas de fuego mientras daban vivas a Sendero Luminoso.
Cuando los terroristas se disponían a continuar con sus macabros y cobardes asesinatos, un niño identificado como Epifanio Quispe alertó con gritos la supuesta llegada de las fuerzas del orden. Los senderistas huyeron del pueblo, incendiando en su camino la municipalidad, la oficina de correos y algunas viviendas y tiendas.
En la plaza, se dejó rastro de la cruel barbarie terrorista: decenas de personas agonizantes, otras muertas con las cabezas y narices partidas.
La cruel matanza de 69 ciudadanos fue ordenada por la Dirección Central de Sendero Luminoso la cual estaba a cargo de Abimael Guzmán Reynoso. En declaraciones ante la CVR en la Base Naval en 2002, Guzmán manifestó que era “el primer responsable” y que “jamás voy a renunciar a mi responsabilidad sobre esta matanza”. Asimismo, señaló que fue un acto realizado como respuesta al “uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria”.
Según el informe final de la CVR, el ataque pudo ser motivado por la muerte del líder en Lucanamarca, Olegario Curitomay y la muerte del “camarada Nelson”, un mando importante del Comité Zonal de Sendero Luminoso en las provincias de Cangallo y Víctor Fajardo a cargo de los comuneros de Lucanamarca.
Asimismo, estaría vinculada a la organización y respuesta que tuvo la población ante la presencia terrorista en la zona desde 1982, la cual causó una serie de abusos en el pueblo.
Cabe precisar que 1982 y 1984 fueron los años de mayor violencia terrorista y no había presencia de protección por parte del Estado en la localidad. Según la CVR, en Lucanamarca “no existía autoridad policial, ni militar y solo en marzo de 1983 se instaló una base de la Policía antisubversiva”, conocidos como “Los Sinchis”. Esta deficiencia permitió la presencia de Sendero en la zona.
Han pasado 33 años desde esta cruel matanza a cargo de Sendero Luminoso y ciertamente son hechos que no pueden ser olvidados. No solo en memoria de las 69 víctimas de esta barbarie terrorista sino además para que todos, como ciudadanos, podamos exigir una respuesta eficiente y efectiva del Estado para que actos como este no vuelvan a repetirse nunca más.
El capítulo sobre Lucanamarca en el Informe sobre la Verdad y Reconciliación puede ser leído en el siguiente enlace: AQUÍ
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