Diego Pereira
@acunerme
Tras las denuncias públicas de varios ex alumnos que lo acusan de abuso sexual, Juan Borea Odría —hasta hace unos días director del colegio limeño Héctor de Cárdenas— ha sido apartado de este centro educativo para siempre.
Así lo aseguran la Junta Directiva, el equipo de profesores y el personal administrativo del colegio en un pronunciamiento, luego que un grupo de padres de familia exigiera —entre otras acciones— la separación del educador.
La dirección de la escuela ahora será asumida por un órgano colegiado de profesores que será presentado este viernes en una asamblea convocada por la Asociación de Madres y Padres de Familia de este colegio.
Por su parte, Borea Odría —quien anunció que se retira de la educación en general con el supuesto ánimo de ‘tranquilizar’ a los padres de familia y la comunidad en general, señaló en un comunicado que:
“Es cierto que durante algunos años de mi vida, les pedí a algunos alumnos que se sacaron los zapatos y las medias para hacerles cosquillas en el pie. En aquel momento no pensaba que este comportamiento pudiera hacerles daño a los alumnos”.
Por último, el consejo directivo del Foro Educativo —institución de la cual era miembro fundador— ha separado de sus filas al educador, tras las denuncias de violación sexual en su contra, hasta que se esclarezcan los hechos.
Aquí la recopilación de todos los testimonios de ex alumnos —y padres de familia— del colegio Héctor de Cárdenas, en Jesús María, que acusan a Juan Borea Odría de abuso sexual, algunos de los cuáles incluso señalan haberlo confrontado al respecto:
“Juan Borea me uso para su placer, cuando solo yo era un niño, tenia menos de 10 años. Qué lo llevaría a pensar que yo no diría nada en esa época, quizás que a mi padre que fue militante del MRTA lo asesinaron, quizás que era muy pobre también, y claro que necesitaba mucho estudiar, salir adelante, pero nada justifica eso. NADA. No sé por qué digo esto, en este justo momento, pero dos cosas si me motivan: 1, definitivamente todo el dolor que siento, lo segundo, que a ningún niño le debe pasar JAMAS. Ojalá esto ayude a eso!” — Rafael Camilo Salgado Olivera.
“Yo también sufrí la misma experiencia de abuso sexual por parte de Juan Borea Odría. Hace no mucho pensé en hacerla pública, pero entre la vergüenza y no saber qué caminos tomar exactamente, el impulso se diluyó. Gracias a Rafael, mi caso y el de otros están saliendo a la luz”. — Gabriel Acevedo Velarde
“Cuando yo estudié en ese Colegio también tuve varios episodios de abuso con Borea en cual detallo a continuación. Yo era un chico de los llamados palomillas, tenía 9 años aproximadamente y siempre andaba con problemas de conducta por lo que me enviaban a la dirección cuando ya no era posible resolverlo en el aula con el tutor(a) por lo que en ese momento tocaba hablar con Borea, para contextualizar yo estaba en 4to grado de primaria y en ese momento este sujeto te daba dos opciones: suspensión en donde te tenías que ir a tu casa por dos días y lidiar con tus padres los cuales te armaban un lío tremendo o sino te decía Borea que podía resolverse con unas “Cosquillas”… obviamente en ese momento dije cosquillas… entonces Borea te decía que te saques la zapatilla y la media de uno de los pies y te sientes en una silla aledaña a la de él. Acto seguido pedía que apoyes tu pié en su pierna él empezaba a hacer las cosquillas en la planta del pié… poco a poco acercaba tu pié hacia su zona genital y seguía intensamente con las cosquillas hasta que sentias que tu pié chocaba con algo duro y era el pene de Borea que estaba en el climax. Yo como niño me espanté cuando me di cuenta de lo que realmente era lo que pasaba, que fue luego de algunas idas a la dirección, si esa que quedaba subiendo las escaleras del patio en el segundo piso, ahí donde todos los que se portaban mal tenían que decidir si ser suspendido o que te hagan las COSQUILLAS… Es lamentable que este sujeto haya abusado de tantos chicos los cuales conozco y se sus testimonios los cuales no tenían idea de lo que realmente pasaba en la mente de este enfermo, es importante poder sacar de nuestras mochila estas historias de abuso que ya las hablé con bastantes ex alumnos del colegio que tambíen fueron abusados por este sujeto y les recomiendo que puedan encarar a Borea como lo hice yo en la fiesta de aniversario del Colegio a la cual fuí con esa consigna, poder decirle en su cara que el abusó de mi cuando niño y que es un enfermo, él lo reconoció y me dijo que estaba arrepentido y que nunca más lo había vuelto a hacer… Fué un momento muy importante en mi vida poder dejar que ese costal de piedras lo cargue este sujeto ya que no es culpa de nosotros lo sucedido, y como comentan no es fácil decir esto pero el día que lo logras verbalizar es liberador. A todos aquellos que pasaron por este episodio es el momento de soltar esa mochila y dejar que la cargue el responsable. Un abrazo a cada uno y sepan que nunca es tarde”. — Rodrigo Gutierrez Morcos.
“Estuve en el Héctor desde 5to grado de primaria hasta 5to de media y siempre supimos que esto pasaba …..nos burlábamos diciendo: si te portas mal, te mandan donde Juan y ahí escoges 2 días de suspención o “cosquillas en los pies” de chibolos lo tomábamos como un juego sin entender la magnitud de gravedad que ésto significaba. El año pasado, conversé con una de las personas que también le pasó lo mismo ( ya viene su post) y recién ahí, de adulta, tomé conciencia de la gravedad de todo ésto. Recién ahí me di cuenta de lo asqueroso y deprabado que podía ser Juan y lo odié…lo odié porque tengo amigos bastante traumados por culpa de él! Esto tenía que salir a la luz tarde o temprano…..y los que lo defienden, sería mejor que no lo hagan porque en realidad no saben nada!!!!!!!” — Lorena Benza
“Escribo desde el dolor, no desde el shock. Desde el dolor, muy hondo, de hablar sabiendo que contribuiré a causar daño a alguien que fue importante en mi vida, Juan Borea. No ha sido una decisión para nada fácil, pero el silencio en este momento no es una opción personal aceptable. Para muchos ex alumnos del HdC, esto no es noticia, y lo han dicho. Como dice mi hermano, lo sabíamos y no lo queríamos saber, y hoy duele reconocerlo. Pero en el fondo, éramos niños y niñas tratando de normalizar, con bromas, algo intolerable. No había adulto alrededor que nos dijera que eso era inaceptable. Es con esa sensación de cochina complicidad, que ningún niño merece, que tal vez ninguno de nosotros haya mencionado esto a sus padres en aquel entonces. Y así, los que llevaron la peor parte, no vieron más opción que callar. Al fin, eran bromas, castiguitos, nadie parecía darle tanta importancia. No siendo una víctima directa, conozco varios. Sé sus historias. Se repiten. Hace casi 20 años, con información específica de uno de ellos (historia igual a la que cuenta Rodrigo Gutierrez), confrontamos a Juan. Con miedo e indirectamente, a través de sus pares y asesores, y sin elementos para llevar nada mas lejos. No lo negó entonces. No lo puede negar ahora. Se alejó del colegio un tiempo. No lo ha vuelto a hacer, me dicen; ha cambiado. Y eso quiero creer. Y las nuevas generaciones de ex alumnos parecen haber tenido “otro Juan”, lo respaldan, lo defienden. Testimonio de que la gente puede cambiar. Pero eso no borra el pasado. No exime de responsabilidad. No basta para reparar. Sé que están también muy dolidos varios compañeros que no sabían nada. No reconcilian la imagen de Juan con esta nueva información. Eso lo puedo entender. A ellos les pido, por favor, back off. Procesen la información en privado, convérsenlo con su gente, con sus promos. Vayan y acompañen a Juan, si eso es lo que quieren hacer. Pero por favor, no devuelvan su bronca y su shock hacia quienes han levantado su voz. Entiendo su lealtad a Juan. Pero pedir a una víctima de abuso infantil, a un compañero de la infancia, que presente pruebas; cuestionarlo por no denunciar antes, exigir que siga la via legal de un delito que posiblemente prescribió, en un país donde la justicia no funciona, no es más que una revictimización, totalmente carente de empatía y en extremo peligrosa. Cada uno es libre de elegir a quién creer. Los argumentos lógicos aquí están de más. Tan fuera de lugar que son agresiones en sí mismas y contribuyen a que en el futuro las víctimas prefieran callar. Yo sé que lo hacen por afecto, y no con el afán de herir, pero back off, porque esas palabras no defienden a nadie, solo hacen daño. Se tendrá que investigar y aclarar, dicen los más cautos, y con toda razón, y la verdad saldrá a la luz. Esa es una vía. No es la más humana. Lo mas decente, Juan, es que cierres esto de una vez, reconozcas, pidas perdón, expliques lo que tengas que explicar, y asumas las consecuencias. Que repares, aunque sea tarde. Y sé que lo harás, o al menos, eso quiero creer. Que la verdad saldrá de ti, y que será una que valide el testimonio de estos chicos, nuestros compañeros”. — Ines Kudo
“Hola Rafael, mi solidaridad contigo. Estudié la secundaria en el HdC en el 87-91 y puedo dar fe del maltrato a los estudiantes y los “castigos” que daba Juan Borea, las cosquillas que te hacía en un pie mientras tenías que saltar con el otro y así iba acercado tu pie a su zona genital. Me pasó un par de veces y no sabía qué hacer, sentía que algo estaba mal pero no sabía bien, tenía 12. Es luego que te das cuenta que eso era un abuso, un abuso bien feo de alguien que aprovecha su condición de poder sobre sus estudiantes. Solo alguien muy ruin puede hacer eso con niños, a los que se supone debe proteger. No vivo en Perú, pero iré a fines de abril, hazme saber si necesitas que diga esto por escrito en una notaría o juzgado cuando pase por Lima”. — Javier Olivera.
“(…) Pero no sentí sorpresa, por que a mi, el señor Juan Borea Odría, director del colegio “ Héctor de Cárdenas”, también me “uso para su placer” cuando yo era un chico de 12 años en el año 1995, fueron dos ocasiones en las que Juan Borea Odría abuso de mi con tocamientos indebidos . La primera vez creo que no me di cuenta de que había sucedido (los detalles están en mi testimonio en el link) quizá por pavo o inocente… Pero en la segunda ocasión claramente me di cuenta de lo que estaba sucediendo y creo que mi desagrado se notó, quizá por eso me libré de que vuelva a suceder. Durante 21 años he tenido una ira silenciosa, una pena, un dolor sonso, vergüenza e impotencia . Con los años, contrariamente a lo que sucede con otro tipo de situaciones , estos sentimientos se intensificaban y se volvían más recurrentes. Consideré increpar al señor Borea y decirle que era un abusador de menores, “sacarme el clavo”, pero ciertamente no lo busqué para eso, esperaba encontrármelo casualmente, quizá encubriendo mi miedo y la vergüenza. Pero gracias al testimonio de Rafael…sentí que era el momento de enfrentar ese temor y contar mi verdad. Por dos razones… 1) El niño que en la oficina de este sujeto pasó por ese abuso tiene que volver a su hogar, me refiero a que siento que una parte de mi niñez se quedó ahí atrapada. Bueno …ya es hora de quitarme esa mochila de culpa y dejársela al verdadero culpable: Juan Borea Odría, y volver a mi, entero, y estoy seguro que esto será sanador y liberador para mí. 2) Y también por los demás chicos que podrían pasar por esto…. Tengo varios amigos cercanos con hijos que entrarán a la vida escolar pronto y no me perdonaría no avisarles a ellos, y a todos en general, que este sujeto me hizo eso a mi y le puede pasar a cualquiera ( de hecho, han salido otros ex alumnos a contar que pasaron por lo mismo)”. — Daniel Mercado
“Bueno me toca decir que Juan no se metía con las niñas, solo con niños y si observan solo con aquellos cuyos padres se encontraban ausentes por cualquier motivo y cuyas madres dedicAban su tiempo a trabajar para solventar los gastos familiares, sin tener mucho tiempo para frecuentar el colegio. Nunca le pasó a nadie cuyo padre tuviera presencia en el colegio. En alguna ocasión cuando me enteré de algunos detalles del abuso, consulte con un abogado determinada a demandarlo, pero necesitaba otros casos para ser creíble mi demanda, no sabia como hacer, como dirigirme a otros afectados. Llego el momento en que Rafael pudo encabezar la lista y estamos enterándonos de muchos casos más. Quiero además manifestar que el proyecto educativo no tiene nada que ver con “el castiguito”. Y también reconozco que Juan ha tenido demostraciones de bondad con muchos, pero de eso no se trata el problema, sino del abuso sexual, no me toca hablar de sus inclinación, esa es una opción personal y se la respeto a cualquiera, pero meterse con niños y siendo sus pupilos le quita todos sus otros méritos. Como también lo han mencionado, tal vez esto quede en nada, como el caso del sodalicio, tal vez pero todos aquellos que nos vimos afectados sabremos ya sin rabia que salió a la luz y que ninguno de los chicos mancillados podran internalizar que no son culpables de nada. Aquellos que estudiamos con Juan en la universidad ahora sabemos que no es “el señor” , “el educador intachable”. Chicos , estoy segura que ahora podrán sentirse liberados y como dijo mi hijo soltar la mochila de dolor y vergüenza. Ya sabemos quién es quién y ustedes seguirán adelante con sus vidas, un abrazo para todos y sobre todo para mi hijo que ya por fin podrá dejar atrás esta experiencia tan dolorosa”. — Ofelia Ranilla.
Si cuentas con un testimonio o tienes mayor información sobre este caso, puedes contactarte con el autor de esta nota a diego.pereira@peru21.com
DATOS
- Juan Borea Odría es licenciado en Educación Secundaria por la Pontificia Universidad Católica del Perú, especializado en Historia y Geografía.
- Su segunda especialidad la hizo en Orientación y Bienestar del Educando en esta misa casa de estudios.
- También ha sido Jefe del Gabinete de Asesores del Ministerio de Educación y miembro del Comité Directivo del Consejo Nacional de Educación (CNE).
- Incluso ha recibido las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro.
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