Mercy Cajo, madre de una joven de 19 años que falleció producto de una peritonitis en el Hospital Arzobispo Loayza, entabló una demanda contra los directivos del nosocomio, ya que asegura que la muerte de su hija es a consecuencia de que el tomógrafo no funcionaba.
Valeria ingresó el pasado 23 de abril al hospital y 48 horas después dejó de existir. Según la versión de su madre, su hija pasó 30 horas sentanda sobre una silla de ruedas esperando cama.
Asismimo, asegura que le mandaron a realizarse una radiografía, y que no pudo realizársela en el nosocomio ya que el tomógrafo está malogrado. “Estaba lúcida (cuando ingresó al hospital)”, dice Cajo, quien revela que tuvo que hacerrle dicha proueba a su hija en un centro particular.
Precisamente, este tomógrafo era del que hablaba el exasesor presidencial en temas de salud, Carlos Moreno, y quien es acusado de intentar beneficiar a una clínica privada a través de un convenio firmado con el Arzobispado de Lima. Esto haciendo uso del cargo que ostentaba en el Seguro Integral de Salud.
Valeria falleció ya que no le pudieron detectar a tiempo la apendecitis que tenía al momento de su ingreso, la cual luego se convirtió en una peritonitis y terminó ocasionándole una septicemia, la que acabó con su vida. El abogado de la familia sostiene que la Superintendencia Nacional de Salud (SuSalud) aún no se pronuncia sobre este caso.
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